El escándalo en torno a la cloaca de Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre ha vuelto a poner la atención mediática en lo que algunos llaman prostitución. Ese término únicamente alude de manera denigratoria a quien vende, mientras que “comercio sexual” se refiere también a quien compra. Ya en un artículo anterior (Proceso 1948, del 2 de marzo) hablé de los marcos conceptuales opuestos con los que se ve a este milenario oficio hoy en día: uno que considera que la explotación, el sometimiento y la violencia contra las mujeres son inherentes al comercio sexual, y otro para el cual debieran reconocerse los derechos y obligaciones laborales para con quienes ejercen dicha actividad.