domingo, 22 de abril de 2012

Los "spots" de López Obrador OJO POR OJO.


Rosarito Infortma.-Demenciales, los spots de Andrés Manuel López Obrador son demenciales, como de un loco para un pueblo de locos, una campaña que ofende, que insulta.
¿Por qué? Porque nos trata como tarados, como si no tuviéramos memoria y no precisamente de los antecedentes de este candidato, no, de lo que acabamos de ver en sus mensajes anteriores.

¿Sabe la impresión que me da? Que el señor López Obrador, en lugar de traer una propuesta sólida y coherente, se va acomodando a las necesidades del público como estrella de centro nocturno.
Si hoy el tema son los compromisos, súbitamente se le olvida todo lo que había estado diciendo y su campaña comienza a girar alrededor de los compromisos.
Si más al rato el tema son los niños, quién sabe cómo, pero don Andrés Manuel se inventa un anuncio donde se despide de lo que había dicho y todo se convierte en besos y abrazos para los menores de edad de este país.
Es el candidato “Transformer”, el convenenciero, el comodín. Aquí no hay sustancia, sólo mercadotecnia.
Si no me cree, hagamos la prueba. Cambiemos el discurso de la opinión pública como lo hicimos hace dos semanas con el video de los “Niños incómodos” y colguémonos de cualquier idea.
¿Cuánto apostamos a que al poco tiempo aparecerá un spot de Andrés Manuel López Obrador pronunciándose a favor de esa causa así tenga que traicionar la más profunda de sus inquietudes?
Lo que está pasando aquí es más penoso de lo que parece porque el señor no sólo va representando al PRD, al PT o a Convergencia, va representando a todas las izquierdas.
¿Y? ¿Qué quiere decir esto? Que las izquierdas mexicanas, todas, son acomodaticias, que no tienen nada qué decir, qué hacer, qué proponer, lo único que quieren es llegar al poder por llegar al poder. ¡Es patético!
Y más porque los spots de Andrés Manuel López Obrador están producidos con una calidad como para ir y colgarle una medalla a cada uno de los que participaron en ellos.
Tome usted el video que quiera, desde el de la mano franca hasta el del niño besucón pasando por el de los compromisos o el de 70 años de corrupción, y cada uno es una obra de arte.
No hay manera de verlos y de no sentir el peso de una verdadera campaña electoral.
Desde el momento en que el señor se planta, lo hace con la más grande de las dignidades, con una pulcritud a nivel imagen, exquisita, y con unos textos de concurso.
Cada palabra de cada mensaje del señor López Obrador esconde una inteligencia inmensa. Él sí habla de nosotros, a partir de nosotros y nos pide nuestro voto.
Él utiliza conceptos maravillosos, tanto desde la perspectiva emocional, como desde la perspectiva de las ideas, y si no es la reconciliación es el renacimiento, y si no es la experiencia es la justicia.
Nada más lo del cambio verdadero es fabuloso. Todos los candidatos prometen un cambio. Andrés Manuel también, pero va más allá, va a un cambio que es más cambio que todos los cambios, va a un cambio verdadero.
¿Y todo por qué? Por el uso de la palabra verdadero, por el talento de sus escritores.
Lo mismo pasa en términos de producción. Los spots de este candidato son impecables comenzando por su austeridad y rematando por la eficiencia de cada uno de sus recursos.
El problema, como en muchos aspectos de los medios nacionales, está en la doble moral, en el doble discurso, en lo que sucede cuando vamos sumando cada uno de los golpes.
No puede ser que en un spot el señor López Obrador nos extienda su mano franca y jure que lo que más le interesa en la vida es la reconciliación, y que en el siguiente anuncio le tire al PRI y al PAN con unos calificativos violentísimos.
Eso no es reconciliación, es pelea. ¿Entonces adónde se fue su mano franca? ¿Era franca o no era franca?
¿Cuál es el problema de esto? Que quién nos garantiza que si votamos por este personaje a la hora de los trancazos no nos va a hacer lo mismo.
Quién nos garantiza que sus promesas de amor, justicia y progreso no se van a transformar en realidades de odio, injusticia y retroceso.
Y don Andrés Manuel no necesitó que lo atacaran sus enemigos. Él solito se puso la soga al cuello con esta estrategia de comunicación audiovisual tan mala, tan llena de contradicciones.
Demenciales, los spots de Andrés Manuel López Obrador son demenciales.
 ¿O usted qué opina?



fuente Milenio

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