viernes, 18 de enero de 2013

La tumba de Lance Armstrong



A BALÓN PARADORafael Ocampo

No hay mérito alguno en Lance Armstrong cuando decide salir a decir la verdad. El ex ciclista estadunidense, absorbido por un torbellino de descrédito desde hace varios meses, optó por reconocer que sí se dopó, no por respeto a nadie, sino porque es la última opción que le quedó.

Alguien le dijo, seguramente sus abogados, que asumir sus culpas en público podría provocar una reacción positiva en el gran público que, con dolor y decepción han visto su derrumbe. Ya veremos qué pasa cuando empresas que se dedican a ello le tomen el pulso a la opinión pública.
Por lo pronto queda como un enorme tramposo, como un gran mentiroso. Imposible que alguien pueda alegar algo a su favor.
Hasta antes de la entrevista o interrogatorio que pactó con la presentadora Oprah Winfrey, difundido ayer por la noche (en México a través de Discovery Channel), se podría alegar en su defensa la complejidad de su rol en un deporte empantanado en el uso de sustancias prohibidas. Su persistencia en negar, una y otra vez, que se había dopado; su recurrencia en mostrar los exámenes en los que había salido limpio; su autovictimización, con el argumento de que era objeto de envidias. Todo esto le daba, ante muchísimos seguidores de su “brillante” carrera, el beneficio de la duda.
Hoy ya no. El interrogatorio “pactado” resultó interesante, muy adecuado, con mucho oficio por parte de la famosa conductora como para demeritarlo con la idea de que fue producto de un acuerdo con Armstrong, una conversación en la que no quedaría desnudado más allá de lo que él mismo imaginara.
Creo que Lance Armstrong murió ayer. La vida que continúe en ese cuerpo, con ese rostro y esa voz, merecería llamarse de otra manera. Si lo que se propone es seguir rentabilizando su marca, aún con la noble justificación de apoyar la Fundación Livestrong de apoyo a la lucha contra el cáncer, regresando a una vida “competitiva” (en el triatlón, por ejemplo), puede verse expuesto a actitudes muy hostiles por parte de la gente.
twitter@rocampo

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