Por Miguel Rojas Salazar
Nace en Tijuana La nueva policía investigadora y
el fiscal municipal, versión parcial.
Las Reformas al código sobre narcomenudeo detonaron
en un Brote esperado, de mini cárteles, corrupción y fuero policial dos líneas paralelas
que se bifurcan o crean una simbiosis perfecta entre corrupción policial y delincuencia reciclable en Tijuana.
La modificación al Código de Procedimientos
Penales y la Ley Orgánica para establecer la competencia de los Estados, en el
delito del narcomenudeo, a través de los
Ministerios Públicos locales y del Tribunal Superior de Justicia en vigor desde
el 21 de agosto del 2012 fue una crónica anunciada
que modificó por una parte la reestructura de los Carteles y creo mini carteles independientes.
El poder legal policiaco sobre el narcomenudeo se presta
a actuar o corromper más el aparato de justicia, un arma de doble filo.
Una de las acciones a destacar a partir del 21 de agosto
del 2012, fue la transformación de la Procuraduría estatal a la Fiscalía
General, el cual concede mayores atribuciones a este instituto para iniciar
investigación de delitos que pertenecen al orden federal, como es el caso del
narcomenudeo.
En el menú de
atribuciones se faculta a policías municipales a actuar sobre narcomenudistas
una “flagrancia” que puede “crearse” o “desvanecerse” antes de llevar al límite
la detención o acción ejecutoria.
Esta “dicotomía” policiaca marca la delgada línea de la subjetividad, mas
fuero para cuotismo, proteccionismo y deslindamiento entre quejas, denuncias y
despidos contra policías e inhibición al quejoso.
Ante Sindicatura Municipal, las quejas contra
policías en un estimado de 350 anuales para una queja por día se convierten en expedientes más “burocráticos” que “literales” que desembocan en cansancio y hostigamiento de los
citados por ende, mas “pasaportes” a candidatos que violan la ley y los
derechos humanos “disfrazados de policías”.
Antes que insistir que la policía Municipal pueda ser parte
investigadora y actora en delitos del fuero común y federal, debe “fondearse”
hacia la misma estructura policial de Tijuana, “depurarse” y profesionalizarse.
Existen policías infiltrados de
narcomenudistas, una nomina delincuencial que deriva en proteccionismo, y crea
una policía clasificadora de delincuentes, unos reciclables los muchos, otros
intocables, los jefes…
Esa condición
los convierte en juez y parte ante procesos sobre corrupción, prepotencia y
abuso policiaco, ejes de un anacrónico sistema.
Antes debe reestructurarse la Academia
Policiaca, 4 meses son insuficientes para crear policías Profesionales, la
preparatoria mínima, estatura y complexión sujeta a las reformas que proyecten
confianza a la sociedad antes que temor o inhibición.
Empero, sobre todas las cosas, entender que es
la Procuraduría General de Justicia del Estado
PGJE la instancia que investigue sobre
delitos de alto impacto, de fuero común y en todo caso a los propios policías delincuentes.
Las reformas en materia de combate al
narcomenudeo que facultan a los estados del país para investigar, sancionar y
erradicar ese flagelo, predecían al menos ocho entidades que sólo cumplirán a
medias con la nueva ley, Baja california y Tijuana son dos.
En el artículo 474
se estableció que las autoridades de seguridad pública, procuración de
justicia, así como de ejecución de sanciones de las entidades, conocerán y
resolverán de delitos o ejecutarán sanciones cuando la cantidad de que se trate
sea inferior a los montos previstos en una tabla de dosis y no haya elementos para
presumir delincuencia organizada.
En tanto que la Procuraduría General de
Justicia del Estado, PGJE ha sido en atracción de células independientes y
narcomenudeo “selectivo” rebasada por acciones de la policía Municipal que creo
a su vez un “procurador” Municipal, Alberto Capella Ibarra, la subjetividad es
presumible, mas allá de sospechosa.
Agentes municipales como “Morales” adscrito a
Playas de Tijuana, hace “redadas” contra peatones debiendo o no deudas,
trayendo o no identificaciones oficiales, su prepotencia no tiene límites, pues
al llenar la patrulla de indigentes, los pasa a otra “patrulla” evadiendo su
responsabilidad de entregar al juez calificador al presentado y el presunto
delito.
Como es de esperarse un 90% de detenidos son
liberados.
Como el existen más del 60% de policías abusivos
y prepotentes, que se creen investigadores, “allanando” esferas de
ministeriales para crear plusvalía de cuotas y distribuidores de droga a quien “proteger”.
El mapa del hampa es obvio y frente a él se
pasean, gastan gasolina y presumen torretas los protectores.
Zona Norte, hacinada de bares y prostitución,
Plaza Santa Cecilia, “oficina” de polleros con extensión a Hoteles y bares de
la Coahuila, y tienditas con sucursales presentan el ángulo paradójico fuera de
reflectores que no sean detenciones “obligadas” por obvias como la de la célula
de sicarios “Los Talibanes” una de cal, por 12 de arena…mas habas que en
cuaresma…
AL SILENCIO…El Uniforme de Capella, pesa… ¿sentido metafórico o
literal?
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