*Los
nefandos de Sindicatura y su “hambre económica”
Por
Hugo Isaac Rea Torres
CISMA.- Lo acontecido en la
esfera gubernamental del municipio, entre Sindicatura y Presidencia, viene a
romper con los paradigmas tradicionales que se venían dando con las anteriores
20 administraciones del ayuntamiento de Tijuana, ocasionando eso más preocupación
entre los diversos sectores políticos, económicos y sociales, que el anuncio fallido
que hicieron las autoridades responsables de prevenir a la población en torno de
las tormentas presuntamente atípicas “que no se registraban en la ciudad en el
transcurso de los últimos 30 años”.
De este lamentable
asunto político se crea una gran duda y llama poderosamente la atención que
haya sido el descafeinado cerebro del caprichoso junior Arturito Ledesma Romo,
el artífice de semejante toma de decisiones para separar de sus cargos, en
primer lugar: al secretario general de gobierno, Bernardo Padilla Muñoz, así
como a funcionarios que presuntamente se vieron inmiscuidos en errores
cometidos por la empresa constructora responsable de repavimentar un tramo de
la Calle Segunda del centro de la ciudad, más aún crece la duda de su
“valentía” para tomar decisiones cuando está rodeado de “colaboradores” como su
segundo de abordo, Noé Rivera, y el inefable Rubén Salazar Limón, quienes desde
que se iniciaron en la vida pública solo se han distinguido por acrecentar su
mala fama por sus aviesos intereses personales.
Y es que ha quedado
extremadamente claro que a los titiriteros del Síndico Procurador les ha ganado
el estómago, más que la exigencia de transparencia en el manejo de las
cuestiones públicas del ayuntamiento o el cumplimiento de las disposiciones que
tiene como responsabilidad observar y aplicar esa dependencia, pues de ser lo
contrario a esta aseveración, hubiesen empezado con los señalamientos directos
que ha habido en contra del manejo de los recursos públicos cometidos por la
anterior administración municipal, cuyos principales responsables son Carlos
Bustamante Sr. y Jr.
“El Pildón”, esa larva
desprovista de facultades cognoscitivas básicas llamada síndico procurador, es
dócilmente manejada por sus “colaboradores” que han visto en ésta
administración municipal su última oportunidad para enriquecerse, pues al
juzgar como son, consideran que en todas las dependencias municipales se
manejan recursos “por debajo del agua” de los cuales exigen su “comisión”. De
quienes se presume que mueven el tinglado son:
Noé Rivera
Domínguez, suplente de “El Pildón”, de éste se puede recordar que es ingeniero
en sistemas, egresado del Tecnológico de Monterrey y su principal
característica ha sido su voracidad económica y la traición que se le conoce
inició en “las grandes ligas” en 1998, cuando se unió a la infausta Elba Esther
Gordillo. Fue subsecretario de Acción Electoral del PRI; registró el Partido
Nueva Alianza; traicionó a Francisco Labastida, Roberto Madrazo, Ulises Ruíz y
otros muchos políticos; recibió una golpiza de Jorge Kawaghi y Jorge Emilio
Domínguez cuando se enteraron éstos que en ese tiempo intentó apoderarse del
Partido Verde a través del magisterio y de lo cual advirtió que “en su momento
se vengaría”; fue diputado federal electo en 2003 sin haber podido tomar
posesión; hace cuatro años “apareció” junto al ex alcalde de Ensenada, Enrique
Pelayo, para asesorarle que extorsionara a la empresa Sempra y ahora está en
Tijuana con intenciones nada claras ya demostradas a través de su monigote el
síndico.
Del mediocre Rubén
Salazar Limón conocido como “El Muelas” y exlíder del “Movimiento territorial”,
fue regidor en la pasada administración porque se la ganó por haber “destapado”
a María Elvia de Hank. Tiene fama de porro y cola que le pisen en el asunto de
los edificios “Alfa Panamericano”, cuando Hank prometió terrenos a los
desalojados. Se dice que Salazar, junto con Laurencio Dado –quien fue diputado
por el distrito 12– y Marcelino Hidalgo, sacaron provecho de la venta de
terrenos. Fue aspirante a l diputación por el distrito 11 que le ganó la
panista Rosalba López Regalado y hoy cobra como “asesor general” en
Sindicatura.
Ahora bien, como lo
dejó muy claro el posicionamiento del representante del Partido del Trabajo, José
Refugio Cañada García, en la acción de suspender de sus funciones a empleados
de primero y segundo nivel del Ayuntamiento, el síndico procurador se excedió
en sus atribuciones y abusó del poder, lo cual también se castiga, pues es
improcedente primero castigar y después investigar.
Hasta aquí la
dejamos, no sin antes recomendarles que ¡NO SE ENREDEN, Y PUNTO! Agradeciendo
su lectura y la difusión de estos puntos de vista a los colegas de medios
impresos y electrónicos que nos honran con ello.
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