Cero Grados.- Acteal, De la memoria al no-olvido primera exposición pictórica y poética de Francisco Morales viste el pasillo de la Galería de Rectoría de la Universidad de Tijuana CUT.
La exhibición consta de siete pinturas, cada una acompañada de un breve poema a manera de testimonio vivo de aquel lamentable sucedo ocurrido el 22 de diciembre de 1997 en la comunidad de Acteal, localizada en la región de Los Altos de Chiapas, en el sureste de México. Lugar en el que 45 indígenas tzotziles de la comunidad Las Abejas fueron masacrados por grupos paramilitares mientras oraban en una pequeña iglesia.
Acteal, De la memoria al no-olvido reúne pictóricamente los testimonios y memorias que cuentan en las comunidades chiapanecas sobre el suceso aún irresuelto, desde hace ya 20 años. En sus siete obras se puede transitar por los horrores del pasado como una forma de enaltecer la memoria de las víctimas. Para Francisco Morales es una expresión colorida, de trazos agresivos, es un honor al recuerdo, la remembranza del olvido y la carencia de memoria del pueblo mexicano.
Durante la inauguración, el maestro Morales estuvo acompañado de la artista plástica Rocío Hoffman quien consideró la colección Acteal, De la memoria al no-olvido como parte del expresionismo agresivo del autor, pero al mismo tiempo son obras muy creativas. Francisco Morales se inicia como pintor hace tan sólo cuatro años y, en su haber, tiene ya varias exposiciones individuales en diferentes lugares culturales como el Centro Cultural Tijuana.
“Francisco ha sido un escritor desde su infancia y ha desarrollado una literatura de alta calidad, ahora también se destaca en la pintura aunque ha recibido críticas, en sus piezas se observa un abstracto figurativo; en sus trazos de dibujo no tiene la perfección y, sin embargo, tiene toda la armonía y deja otra parte del contenido a la imaginación del espectador”, describió Rocío Hoffman.
La exposición incluyó también una lectura de poemas bajo el título Vasta, informal manera de decir Acteal, a los que le dio voz el propio escritor, pero antes mencionó: “esta lectura es apropósito de la matanza de Acteal, de hace 20 años, que todavía no puede encontrar culpables. Ha sido un hecho terrible como ya han pasado otros en México” comentó Francisco Morales tras recordar los casos de Ayotzinapa, Atenco, entre muchos otros.
Francisco Morales nació en Cananea, Sonora, pero desde hace varias décadas radica en Playas de Rosarito, Baja California. Ha participado en colectivos literarios y cuenta con una extensa producción poética que le permite ser reconocido como un escritor de amplia trayectoria tanto en la región noroeste del país como en el ámbito nacional e internacional, entre los que destacan diversas presentaciones en espacios culturales desde en los Estados Unidos y Colombia.
Fundador de las editoriales La marmita alucinada e Índice, mismas que en su momento apoyaron la publicación de autores emergentes. Por su extensa trayectoria artística fue becario del Fondo de Estímulo a la Creación Artística (FOECA) como creador con trayectoria en 1994 y, en 1999, le fue otorgado el Premio Nacional de Poesía de Tijuana. En 2015 fue homenajeado en la Feria del Libro de Tijuana por sus aportaciones a la literatura pero especialmente por su desempeño como forjador y creador bajacaliforniano.
Entre sus obras más representativas sobresalen: Parvada –antología poética- (1985); Desde el día común (1987); Y todos tiramos piedras (1987); Letras de Baja California (1990); Un camino de hallazgos (1992); Baja California, Piedra de serpiente (1993); La muerte adentro, al lado… conmigo (poesía, 1985); La ciudad que recorro (poesía, 1986); Desencuentros del blues, de los amores (poesía, 1991); Tijuana tango (poesía, 1992); El día moridor (aforismos, 1993); Poemas del hogar y sus orillas (poesía, 1994); Amanecida (poesía, 1994); y Desolado amor (poesía, 1999).
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