Cero Grados.-Una denuncia ante el Órgano Interno de Control
(OIC) del Fondo de Cultura Económica (FCE) que expone “malos manejos en su Gerencia
Comercial”, fue calificada por aquel como “no grave”, ante lo cual la
demandante exige objetividad.
El caso surgió cuando a la consignataria actual del Fondo,
Alejandra Garrido, le fue retirado el contrato de distribuidor editorial para
representar al FCE en Feria del Palacio de Minería este año, a pesar de haberse
suscrito un contrato.
“Lo que pido es que se esclarezca por varios motivos: Porque
hay un nivel de conciencia mayor en los ciudadanos, porque pienso que si hay
algo turbio hay que denunciarlo, y porque no podemos permitir que este tipo de
cosas sigan pasando en México y en especial en el Fondo.”
Garrido fundó en 2009 su propia empresa, Literalia, afiliada
a la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana. Se trata de una marca
de productos de souvenirs literarios, en donde a su vez realiza la labor de
distribuidora de libros, constituida por un equipo de seis personas. Ofrece sus
servicios a diversas editoriales: el Consejo Nacional de Fomento Educativo
(Conafe), la Distribuidora Marín, Dreams Art, Combel y Bambú, Editorial Blume,
HF Ullman, y al propio FCE.
Garrido explicó que su relación comercial con éste inició
hace cinco años como cliente y consignataria, representándolo en eventos que le
asignaban distribuyendo el catálogo editorial de la casa estatal a través de la
web de Literalia, y en pequeñas ferias de libros en escuelas de instrucción
básica, reportando su labor a Miguel Ángel Flores Vergara, Jefe de Ventas en
Grandes Superficies del FCE.
Hacia noviembre y diciembre de 2017 se le otorgó a Literalia
una mayor cantidad de eventos, y tras un par de entrevistas con Claudia Gamboa
Delgado, entonces Subgerente de Ventas Nacionales del organismo descentralizado
–quien le comentó que cambiarían de distribuidor para la Feria del Palacio de
Minería de la UNAM debido a los bajos resultados del distribuidor–, se le dio
la promoción tentativa como representante del FCE para el 2018, así como para
la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (FILEY) de este año. El 12 de
diciembre le fue aprobada por la Gerencia Comercial esa representación.
El 9 de enero pasado le llevaron a sus oficinas de Literalia
el Contrato de Consignación 119/2017 y pagaré 085/2017 respectivo a la FIL
Minería, y el similar 122/2017 y pagaré 084/2017 para la FILEY, mismos que
firmó.
Sin embargo, Garrido se percató de que tales documentos no
contaban con la firma del Gerente General y Apoderado del FCE, Octavio Díaz
Aldret, ni de Claudia Gamboa, quien figuraba como testigo, “pero era el Fondo y
por supuesto no dude”.
Comenzó a trabajar, contrató nuevo personal, compró sistemas
de cómputo y terminales de cobro, y mantuvo comunicación y relación de trabajo
tanto con personal del sello editorial, así como de la FILPM en su carácter de
distribuidor para éste.
Pero el 19 de enero, Gamboa Delgado, vía telefónica, le
comunicó que “se había resuelto no asignarle la representación” por indicación
de superiores.
“Cuando le pregunté qué estaba mal en mi perfil o cuáles
eran los motivos por los que me retiraban la representación, me dijo
concretamente: ‘es una instrucción que recibo del director general’”. Y sobre
quién la iba a suplir, “me dijo que Katia Cuéllar, a quien justamente se le
había retirado la representación por los bajos rendimientos de la FILPM en
2017, lo cual reafirmó Gamboa” (en una declaración posterior ante la OCI).
De acuerdo a Garrido, Katía Cuéllar es efectivamente
distribuidora del Fondo, “pero con menos trayectoria que yo, y la forma en la
que llega al Fondo es reservada, no es con previo trabajo, ni promoción”.
En búsqueda de una respuesta clara que no obtuvo, el 22 de
enero entregó un documento titulado “Aclaración a la resolución FIL Palacio
Minería 2018”, donde resume y explica su caso, en la oficina de la Gerencia
General y Apoderado Legal, Octavio Díaz Aldret, así como en la Dirección
General del FCE, documentación que afirma fue sellada.
Siete días después Raymundo Cruz León, Subgerente de
Librerías del FCE, le comunicó vía telefónica que podrá seguir con la FILEY, e
incluso le ofreció la distribución de otras ferias como la Del Libro y la Rosa
de la UNAM o la del Auditorio Nacional, a cambio de que le entregara el
documento mencionado del 22 de enero.
“Mediante un correo electrónico le expliqué que no aceptaba,
que me disculpara, pero que quería una respuesta específica sobre mi asunto.
Jamás obtuve respuesta. Tras esto solicité una asesoría en la Secretaría de la
Función Pública, externé mi caso con la documentación que tenía y ahí me
indicaron que el asunto era de gravedad, que podía hacer una denuncia por las
múltiples irregularidades y que los documentos que tenía ayudarían en el
proceso.”
Fue así como realizó la denuncia ante el Órgano Interno de
Control (OIC) en el FCE con el expediente 30321/2018/DGDI/FCE/DE2, por presunta
irregularidad de diversos servidores públicos durante el desempeño en sus
funciones en la Gerencia Comercial de la editorial.
El OIC, anteriormente Contraloría Interna, de acuerdo al
“Manual de Organización, Políticas y Procedimientos”, trabaja en conjunto con
el FCE y en diversos objetivos estratégicos, para “Prevenir prácticas de
corrupción e impunidad a través de la difusión de normas, el establecimiento de
controles internos y de asesoría”, así como para “promover que la ciudadanía
presente quejas, denuncias, inconformidades y sugerencias relacionadas con las
funciones y servicios que presta el Fondo de Cultura Económica, mediante la
disponibilidad de medios de captación y consulta. Otorgar la debida atención a
las quejas, denuncias, inconformidades y sugerencias de la sociedad”.
–¿Por qué denunciar? –se le preguntó a la directora de
Literalia.
–Denuncié porque me di cuenta que intentaban coartar mi
derecho de petición y porque quería saber por qué no se me había otorgado la
distribución de la FILPM con previo trabajo de mi equipo, con inversión
realizada, con un documento firmado y a un mes de efectuarse la FIL Minería. No
denuncié en el momento porque pensé que se iba a resolver de manera directa,
porque tengo respeto por la institución de la cual aún soy consignataria, pero
nunca tuve una respuesta formal.
De hecho, en la mencionada declaración hecha por Claudia
Gamboa a la OIC a raíz de la denuncia –y de las cuales Proceso tiene copias–,
se evidencia lo dicho por Garrido: la labor de la anterior distribuidora, Katia
Cuéllar, había decaído (en cantidad de ejemplares y percepción de ventas), y
que Gamboa buscaba diversificar la distribución de los eventos del Fondo (dado
que Cuéllar tenía un monopolio del 68% de los eventos). Además del agregado de
que la orden de retirarle la representación se la dio Paola Chávez Soto, en ese
momento Jefa de Asuntos Jurídicos, un rango menor al que ostentaba Claudia
Gamboa y de una gerencia distinta, “por indicaciones del Director General del
FCE”, según se lee en la declaración.
Con indignación, Garrido cuestionó:
“¿Cómo es posible que Gamboa, en su carácter de Subgerente
de Ventas, con una jerarquía mayor en un área de trabajo distinta, cedió a la
petición de Paola Chávez, una persona que no tiene nada que ver en el área
comercial? Y ella, ¿de quién recibía indicaciones? ¿Cómo es posible que
Raymundo Cruz León me solicitara revocar el escrito del 22 de enero a cambio de
darme la FILEY Yucatán bajo indicación de Octavio Díaz Aldret?”
Con base en lo anterior, el 2 de mayo el OIC le notificó a
Garrido que las acciones de Juan Raymundo Cruz León, Claudia Gamboa Delgado y
Miguel Ángel Flores Vergara se calificaron de “Faltas no graves”, según consta
en el oficio 11615/TQ/018/2018.
“En mi lectura los tres funcionarios involucran o declaran
que reciben indicaciones de otras personas, en específico Octavio Díaz Aldret y
Paola Chávez, a quienes no se les llamó, no se les tomó declaración.”
Dijo la directora de Literalia, quien presentó una
Ampliación de Denuncia el pasado 18 de mayo, misma que se transfirió al Área de
Responsabilidades del OIC, cuya titular es Samanta Merit Bonne.
Resumió así:
“La documentación está ahí, espero una resolución correcta,
objetiva.”
“No se llamaría a Carreño Carlón”
Tras una solicitud para concocer la postura oficial del
Fondo de Cultura Económica, el área de Prensa remitió al titular de la OIC,
José Daniel Vázquez Carmona, quien declaró que el expediente se encuentra ahora
en dicha Área de Responsabilidades y en la etapa de desahogo de pruebas:
“Tenemos cuarenta y cinco días para el desahogo de pruebas,
no creo que agotemos ese tiempo, pero estamos analizando todas las
consideraciones que hizo la señora Garrido”.
–¿Hay personas por llamar?
–Sí, hay un cuarto servidor público que está por comparecer,
además de las tres mencionadas, pero no puedo dar el nombre”.
–En las declaraciones y documentos se cita al director
general del Fondo, José Carreño Carlón, como la persona que dio la indicación
de retirarle a Garrido la distribución. ¿Se le llamará a declarar?
–No, no está involucrado en el procedimiento… Estamos
hablando de una Gerencia Comercial, no
hablamos de que suba hasta la dirección general.
–Pero en las declaraciones se menciona su nombre.
–Es una situación de dicho que no podemos corroborar en
virtud de que no hay un documento firmado, ni que haya sido girada una
instrucción a través de un medio escrito o electrónico. Sería una calificativa
muy grave, e implicar a un servidor público cuando no tenemos la evidencia, no
podemos traer a un servidor público si no hay una certeza.
–¿Ya han tenido denuncias de este tipo?
–No, en realidad es la primera.
–Como órgano interno, cómo garantiza la imparcialidad.
–No somos juez y parte, nos constituimos en un órgano jurisdiccional
resolutor, que trabaja acorde con la gravedad de la conducta. Somos imparciales
en ese sentido… Actuamos como árbitros, nos toca resolver dentro de la
determinación de una conducta ‘No grave’, estamos en ese análisis, no podemos
aventurarnos pues nos falta realizar una valoración íntegra. Tenemos pendiente
una comparecencia de otro servidor público, no porque sea necesariamente
responsable, sino porque forma parte de un procedimiento en donde si un
servidor público omite o va más allá de sus funciones, es lo que nos
corresponde calificar, atendiendo la gravedad de la conducta que se determine
en investigación y responsabilidades.
Fuente: proceso.com.mx
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