
La fotografía muestra, específicamente, a un policía de la Ciudad de México. El oficial pertenece a la agrupación Cóndor, que vigila a ojo de pájaro la urbe más poblada del país. Para la instantánea, el uniformado apunta con un rifle sobre un barrio del sur de la capital. ¿Alcanzará el oficial a ver desde allí a los malhechores? El alcalde José Ramón Amieva cree que sí. “[Los helicópteros] son rápidos y permiten una visión de campo diferente que abarca azoteas, los patios, las calles y los vehículos en movimiento”, dijo recientemente al anunciar que las aeronaves patrullarán tres veces al día la ciudad. Pues eso, que el delito está hasta en los techos donde se seca la ropa.
Desde el anuncio del jefe de Gobierno los helicópteros hacen un rondín aéreo que incluye un sobrevuelo por el paseo de la Reforma. La agrupación Cóndor pasa sobre la cabeza del emblemático Ángel de la Independencia. La gente de la milla dorada mexicana se pregunta si están rodando alguna película de acción. Pero no, son las autoridades capitalinas, intentando poner freno a una estadística preocupante. Los homicidios y los delitos de alto impacto, como los asaltos, los robos de automóviles y casas, han repuntado en el último año. En los primeros seis meses de 2018 se han registrado 600 asesinatos, 60 más que en el mismo periodo de 2017, que rompió marcas de inseguridad.
La Ciudad de México tiene casi 678 policías por cada 100.000 habitantes. Tras el próximo asalto es posible que el uniformado más cercano esté volando a cientos de metros sobre la cabeza de la víctima.
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