sábado, 8 de septiembre de 2012

Obama es la opción

Por: Rosario Robles

No está fácil el panorama para Barack Obama. Hoy mismo las encuestas le dan un empate técnico con el candidato republicano Mitt Romney. Pero la Convención Demócrata realizada en Charlotte abrió expectativas y generó esperanzas no solo por el mensaje del presidente norteamericano, sino por la presencia de personalidades como la propia Michelle Obama, cuyo discurso fue impactante, como lo fue también el de Bill Clinton, así como de nuevas caras y voces que pusieron énfasis en los temas migratorios y la pertenencia a ese país sin importar el origen de los padres o de ellos mismos, como fue el caso de Benita Veliz, cuyas palabras estremecieron a los presentes en la Warner Cable Arena al resaltar el impulso que le dio Obama a la Dream Act.


 El asunto no es menor. Para el (otra vez) candidato de los demócratas la apuesta es convencer a 7% del electorado que aún está indeciso y que es clave en el resultado electoral. Como la propia Michelle Obama lo dijo, “el triunfo dependerá de unos miles de votos en un estado clave”, por lo que ganarse a los hispanos y a las mujeres se ha convertido en una tarea primordial. Estas últimas le dieron un voto mayoritario en la elección de 2008 y, sin duda, juegan un papel crucial en este proceso. Pero refrendar el voto hispano es uno de los grandes objetivos planteados en la estrategia.

 De ahí la presencia significativa de personajes como Antonio Villaraigosa, presidente de la Convención Nacional Demócrata, así como de Julián Castro, alcalde de San Antonio y el primer orador hispano en abrir una convención de este partido norteamericano. La decisión de que él interviniera no fue gratuita. Forma parte de la estrategia para atraer el voto latino, tomando como ejemplo su propio caso. Julián Castro ha sido bautizado como el Obama latino, precisamente por el paralelismo en las vidas de ambos.

Castro es la expresión clara de una historia de éxito y su figura como la del popular alcalde de Los Ángeles son imanes para atraer el voto hispano decisivo para el próximo noviembre. Obviamente la circunstancia no es nada fácil.

De ahí que el Obama de esta convención haya sido diferente al de hace cuatro años. En aquel momento, el discurso estaba cargado de esperanza en el cambio. Hoy el tono es otro. Cuatro años de gobierno en una situación económica crítica, que solo es rebasada por la Gran Depresión, colocan al presidente en otro contexto.

 De ahí que su mensaje fuera en esta ocasión más realista: “No voy a pretender que el camino que estoy ofreciendo es rápido o fácil… y la verdad es que se requerirán más de unos cuantos años para resolver los problemas que se han acumulado durante décadas”.

Obama también le ha pisado los callos a grandes intereses económicos, como son los relacionados con la salud y los seguros o los comprometidos con una visión racista y excluyente, y que están invirtiendo toda su fuerza y recursos para que no repita en su cargo.

En contrapartida cuenta con el respaldo de los que con el eslogan “Obama care” reconocen el esfuerzo del mandatario por incorporar a millones al sistema de salud o de los dreamers que gracias a su compromiso no serán deportados y tendrán un permiso temporal de trabajo. Pero la economía sigue siendo la clave.

Apenas concluía la convención cuando se dio a conocer el último reporte sobre empleo en Estados Unidos, en el que las cifras siguen siendo muy conservadoras y magras, lo que alimenta la campaña de su rival republicano. Por eso, en su intervención Obama puso en el centro la necesidad de crear un millón de nuevos empleos, duplicar las exportaciones, disminuir las importaciones de petróleo, recortar las colegiaturas de las universidades, así como reducir el déficit.

Obama sabe que en este terreno está la disputa y que tendrá que pelear palmo a palmo. Es indudable que él representa la mejor opción, sobre todo para nuestros paisanos, cuya situación se agravaría decididamente con un triunfo republicano. Por eso, como lo dijo el presidente/candidato, la de noviembre será una “decisión entre dos caminos diferentes para Estados Unidos… Una decisión entre dos visiones fundamentalmente distintas para el futuro”. Así de simple.

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