Por.- Alfredo Calva
La decisión
Es difícil de entender lo lerdo que ha sido el candidato a la gubernatura del estado por la alianza ¨Compromiso por Baja California¨, Fernando Castro Trenti, para comprender que no puede ¨silbar y tragar pinole¨ al mismo tiempo.
El famoso ¨Diablo¨ de la política bajacaliforniana no asimila aun, al parecer, su rol en esta contienda electoral, no comprende que es el candidato a la gubernatura, y no el coordinador y operador político de una contienda en busca de un cargo de elección popular.
Esta empecinado en ser, no solo el protagonista, sino el orquestador de todas las logísticas y acciones que lleva a efecto en pos de lograr la aceptación de los ciudadanos con credencial de elector para que acudan a las urnas el próximo siete de julio a otorgarle su voto, fecha en que se renovaran la gubernatura del estado, las cinco alcaldías y los 25 escaños en el congreso local.
No confía en aquellos que por años lo han acompañado y le han sido leales, no les permite que se desenvuelvan y muestren su talento y capacidad de trabajo político, si es que lo tienen, su desconfianza es notoria, quiere planea, diseña, implementa y supervisar todas y cada una de las tareas a ejecutar.
Es de suponer que estos leales algo le han aprendido sobre operación política, en especial René Mendivil, a quien se supone que por eso eligió como su coordinador de campaña, sin embargo, este cargo hasta el momento solo ha sido de membrete, y prueba de ello fue el fracaso en el evento del día de su registro en la capital del estado, en el que para no variar, se presentaron fallas en el sonido y los asistentes se retiraron a la hora de su discurso.
A lo anterior se suma que, Mendivil no tiene los arrestos que se ocupan para hacer ver su errores a Castro Trenti e indicarle en qué momento se debe de corregir, cambiar el rumbo y la táctica política a seguir, lo que deja al abanderado emanado del PRI en una doble disyuntiva, en primer instancia, decidir si es el candidato a la gubernatura o quiere ser el coordinador y operador de una campaña.
Si asume el rol que le corresponde, el de candidato, entonces solo tendrá que resolver el problema de encontrar un elemento para la coordinación de su campaña, que tenga la capacidad política que se requiere para la encomienda, que no se arredre ante él y lo coloque en su justa actitud y circunstancias dentro de la contienda electoral que esta por arrancar.
Si es que en realidad quiere ser competitivo y tener reales probabilidades de triunfar.
Lo dicho, no se puede silbar y tragar pinole al mismo tiempo.
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