Por.- Alfredo Calva
El amoral Felipe…..
Representando los intereses del partido estatal de Baja California, Felipe Mayoral, inicio la gestión uniéndose al grupo que conformaron los otro cuatro ediles que entraron al igual que él por la vía plurinominal, gracias a la estólida ley electoral que vivimos y padecemos quienes habitamos la entidad bajacaliforniana en sus respectivos municipios, integrando la autodenominada ¨oposición responsable¨.
Su estadía en la oposición responsable fue corta, las confrontaciones con sus correligionarios fueron constantes y en crecento, lo que orillo al resto del grupo a expulsarlo de manera sutil, absteniéndose de invitarlo a sus sesiones en las que acodaban su postura y sufragio en los diversos temas que se trataban en comisiones y sesiones de cabildo.
La razón por la que se abstuvieron de concordar con él fue única, acordaban los temas, Mayoral los aceptaba y luego él por su cuenta los negociaba con la coalición en el poder encabezada por Javier Robles Aguirre, siendo su corredor político comercial en esos menesteres, el edil Antonio Serret Rodríguez.
De esa forma obtuvo posiciones dentro de la administración roblista para su cónyuge, consanguíneos, amigos, colaboradores de partido, sustanciales satisfacciones personales al sufragar por negociación a favor de la aprobación para la reestructuración de la deuda, el cambio de luminarias del sistema de alumbrado público, solo por citar algunos.
Hoy, como integrante de la XXI legislatura local, a la que llego al ganar la elección directa del recién creado distrito XVII que comprende la demarcación total rosaritense, gracias a que se le pego como lapa (molusco parasito que vive de otro ser) a Silvano Abarca Macklis, pudo sortear con dificultad el proceso y logara el triunfo por escasos votos, su comportamiento es similar a su andar por la regiduría. Chango viejo no aprende maroma nueva.
A raíz del escándalo que se desato por la detención de su suplente en la diputación Jonathan García Elizalde, en marzo pasado, por escandalizar y andar armado, Felipe Mayoral, culpo de la acción al alcalde Silvano Abarca y a su director de la policía Eduardo Montero, de haber sembrado las armas a su suplente con el fin de perjudicar su imagen pública y política, y fue más allá de esto, acuso a los señalados de haberlo amenazado de muerte y los responsabilizo si algo le ocurriese a él, a su familia y a su patrimonio.
Durante tres meses Felipe Mayoral se volvió un catón recalcitrante de la acción gubernamental de quien lo encumbró en la silla legislativa, Silvano Abarca, y obviamente del titular de la policía municipal, Montero Álvarez, no hubo a quien no le expresara sus resquemores más sentidos contra el gobierno local y su decidida acción de denunciar y exponer toda la podredumbre y corrupción que se gestaba, según sus palabras, al interior del VI Ayuntamiento.
Sin embargo, su amoralidad hizo que esa animadversión hacia Silvano Abarca terminara rápidamente. De acuerdo a lo que ha comentado a sus cercanos, hace unos días convivió con el primer edil rosaritense en la ciudad de Tijuana en una degustación de viandas y buenos vinos con el fin de limar y subsanar las diferencias políticas y mediáticas que genero por la detención de su suplente.
Prometiendo en éste nuevo romance político, un apoyo incondicional a la administración de Abarca Macklis a través de la gestión de recurso en el congreso local y ante el propio ejecutivo estatal, de quien se ufana, le guarda una consideración especial, para la ejecución de obras y proyectos en beneficio de sus conciudadanos rosaritenses.
En otras palabras, se comprometió con Silvano a llevar a efecto las obligaciones que su encargo conllevan y por la cual los ciudadanos a través del pago de sus impuestos cubren sus honorarios y prebendas, que por cierto son muchas y onerosas para los resultados que brinda.
Pero como antes señalábamos, Mayoral no da paso sin huarache y en esta ocasión no sería la excepción, indico a sus cercanos, que a cambio de las ofrendas comprometidas al jefe de la comuna rosaritense, le sugirió que le devolviera el armamento a su hermano, y le otorgara plazas para amigos, familiares y colaboradores de partidos, es decir, quiere retornar al gobierno municipal a lo que está acostumbrado y en lo que se desenvuelve mejor.
Solo hay que esperar a saber, si Silvano accede a las pretensiones torcidas de Felipe Mayoral, o simplemente deja el asunto en una invitación social que el legislador le hizo intentando erradicar las estulticias expresivas y mediáticas cometidas por su incapacidad política y ambición personal.
Muy pronto lo verificaremos..
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