domingo, 27 de septiembre de 2015

Expediente Político

Por.- Alfredo Calva
El otro Rosarito……….
Definitivamente el Rosarito en el que no habita el alcalde Silvano Abarca Macklis y su director de la policía, Joaquín Olea, se encuentra nadando en una pila de corrupción e inseguridad, alentada y protegida desde el mismo palacio municipal a través de la omisión e indolencia.

El Rosarito seguro que con vehemencia prometió a los rosaritenses y que tanto pregono Abarca Macklis durante su campaña electoral, no existe para el resto de los ciudadanos, solo es una zona de exquisito confort en el que radican y se desenvuelven Silvano y todos los funcionarios de elección y designación que en colusión participan en disfrazadas acciones de gobierno que solo son negocios en los que logran sustanciales beneficios.
La seguridad pública preventiva es, y esto lo deja muy en claro el Consejo Ciudadano Estatal de Seguridad Publica, un inhibidor del 75 por ciento de los delitos que se cometen, por lo que, cuando esta área de la seguridad es deficiente por no decir nula, los resultados son pésimos o desastrosos.

Tal es el caso de Rosarito, la llegada de Joaquín Olea a la dirección de la policía municipal, ha contribuido al decremento de efectividad y confiabilidad en la que la sumió su antecesor, desde el inicio Olea no tuvo la capacidad de penetrar en la tropa y hacer sentir el don de mando que le permitiera dar cohesión, dirección y sentido de pertenencia a los elementos, que ante esta carencia fundamental en un liderazgo, tomaron el camino que se acomodara mejor a sus exigencias y conveniencias personales y de grupo.
En consecuencia se contribuyo a que aumentara el número de elementos nocivos a la sociedad rosaritense que solo contribuyen en dañar la de por si pésima imagen de la corporación, ya sea por aliarse a los intereses de la delincuencia organizada, por obtener de los ciudadanos a través de la extorsión recursos económicos, y ante la incapacidad jerárquica expuesta se incrementaron los abusos y excesos de los elementos en contra de los ciudadanos.
Los delitos de robo de vehículos, robo a casa habitación, robo a comercios, privación de la libertad, son los que más se han disparado. Ilícitos que de acuerdo a lo expresado por el Consejo Ciudadano de Seguridad Publica, pudieron ser prevenibles o atajados por la corporación municipal.
Colonias como la Lucio Blanco, Constitución, Ampliación Lucio Blanco, Aztlán, Magisterial, Santa Mónica, Ampliación Plan Libertador, son un claro ejemplo del pésimo desempeño de la policía municipal, muestran y demuestran la falacia con la que se conducen el alcalde Abarca Macklis y su jefe policiaco, no admiten que el tema que más preocupa y ocupa a los ciudadanos es el de la inseguridad, y su enanismo mental no les permite comprender que, entre más se aferran a no reconocer su incapacidad para combatir el flagelo social, mayor es el resquemor que generan en contra de ellos en los rosaritenses.
A ellos se suma con algarabía perniciosa por su laxitud mental y en su actuar, el regidor presidente de la Comisión de Seguridad Publica del VI Ayuntamiento, Carlos Ortega, quien desde su unción a través de una traición a su correligionario, Jorge Arévalo, se ha empeñado fehacientemente en mostrar que el capricho de Silvano y el propio, fue una funesta decisión, eso sí, avalada con la insultante estulticia de los restantes integrantes del cabildo.
Eso sí, mientras no afecte a los ´empresarios´ esta situación, en especial, al peculio del cacique y a sus coreutas, no habrá posicionamiento al respecto por parte de estos, no harán reclamo alguno, o exigirán al primer edil para que cumpla con su obligación y remedie la situación que se vive al interior de la dirección de seguridad pública. Solo cuando se registra afectaciones en este sentido, el patriarca de todos ellos, Hugo Torres Chabert rodeado de los sumisos, reclamaran y exigirán contundencia en el combate a la inseguridad a Silvano Abarca Macklis, pero en reunión a puerta cerrada como lo acostumbran, porque lo que padece el ciudadano de a pie no interesa a las partes.
Si tenemos en cuenta el comportamiento del alcalde Abarca Macklis, para dar respuesta a los temas torales que aquejan a la población, hemos de suponer que, el padecimiento que sufre la dirección de policía municipal, ira transitando de la seriedad a la gravedad y si le alcanza el tiempo, a la mortandad, en cuyo caso los sepultureros del tema de seguridad en la presente administración serán, Silvano y su ex escolta Joaquín Olea, y quien coloque la cruz, el regidor, Carlos Ortega.

El tiempo nos lo dirá.

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