viernes, 9 de noviembre de 2018

Piden priistas de BC cambio de dirigencia para no estar “al borde de la pérdida del registro estatal”

Cero Grados.-Debido a que el presidente del Comité Directivo Estatal, David Ruvalcaba Flores, tiene una "abierta relación con el gobierno estatal" panista, generando una oposición "complaciente, omisa y callada", militantes del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Baja California, pidieron a su dirigente nacional, Claudia Ruiz Massieu Salinas, “dejar de caer en el juego de hacer cambios para que todo quede igual”, y reemplazar a los liderazgos estatales, pues, señalaron, “a la militancia ya no se le puede engañar”.

Indicaron que “los resultados obtenidos en la elección nacional, no difieren de lo que fueron en Baja California las principales causas de la derrota”, entre las cuales se hallan “una dirigencia estatal ausente de sus obligaciones con la militancia, pero apegada a intereses muy personales y de sus grupos afines. Divorciada de las causas sociales, desapegada y ausente, pero en abierta relación con el gobierno estatal, de extracción panista. (Siendo) complaciente, omisa y callada como oposición, pero enérgica, dura, crítica, agresiva y ofensiva contra su militancia”.


Los que suscriben el manifiesto también hacen referencia a la “ausencia de liderazgo, que provoca división y escisión” en la fracción tricolor de la 22 legislatura, ubicada en “un Congreso del Estado dominado por la mayoría panista”, la cual, “salvo honrosas excepciones”, se ha caracterizado por “un marcado entreguismo a las disposiciones emanadas del gobernador”.
Los integrantes del tricolor señalaron la dirigencia muestra “poco o nulo interés” para “resolver de fondo lo que la ciudadanía nos gritó en las pasadas elecciones del 1 de julio”, cuestionando enseguida: “¿Queremos realmente cambiar para mejorar, o cambiar, sin cambiar, para desaparecer?”.
Afirmaron que, en la campaña pasada, “los priistas no se sintieron representados por su partido, y esta situación llevó a muchos militantes a cruzarse de brazos, o apoyar otros proyectos”. También se sufrió de “una dirigencia estatal alejada de sus candidatos y militantes”, mientras que “en muchos casos”, se optó por llevar como candidatos a “personas que agraviaban o generaban indignación a nuestra militancia, quien fue sorprendida y molestada con postulaciones de candidatos de dudosa trayectoria y prestigio”.
También manifestaron su desconcierto con la “política de alianzas confusa y diseñada al margen de una estrategia de rendimiento electoral” que se instrumentó para competir. “Nuestros aliados eran al mismo tiempo competidores, generando confusión entre los votantes”, recordaron.
De igual forma, criticaron la “ineficiente canalización de recursos para apoyar las estructurales electorales y de promoción al voto”, así como “un excesivo cambio en las dirigencias del partido, especialmente en el ámbito nacional, con nuevos acomodos de dirigentes y nuevos programas de trabajo, sin que en la lógica de la militancia hubiese claridad en los motivos”.
Alertaron que existe “una evidente pérdida de aceptación de las administraciones de origen priista. La mala calificación hacia nuestros gobiernos fue una constante. Junto con ello, los grandes problemas de inseguridad y los escándalos de corrupción, acabaron por impactar al partido en su proceso declinante”.
“Desde el punto de vista de la vida interna del partido, la premisa no es por qué perdimos, sino cómo se pensaba que podíamos ganar” de esa forma, agregan.
Como causa del actual panorama, también cuentan la designación, por parte del Comité Ejecutivo Nacional, de un delegado “con dudosa reputación”, afirmando que es una “situación que merece revisarse ante la elección más importante en el 2019”, merced a la “falta de diálogo y apertura” que ya existe, así como a la “cerrazón y autoritarismo” del liderazgo estatal, “que generan conflictos y aislamiento”.
Demandan, por ello, aplicar el remedio, dentro del cual “el primer paso es un ejercicio de autocrítica”, para “aceptar nuestros errores, consecuencias y empezar a tomar las acciones que nos lleven a superar esta situación adversa”, ya que “la derrota del PRI es, en mayor o menor grado, culpa de todos”, pues “quienes no estuvimos al frente de los procesos y decisiones políticas, consentimos y permitimos que sucediera todo lo que ahora criticamos, sin que nuestra voz haya sido lo suficientemente enfática para advertir los riesgos”.
Piden que se haga lo mismo que con la “dirigencia estatal vencida de Tamaulipas, que fue relevada. Máxime que existe una sentencia del Tribunal Electoral que así lo ordena”.
Igualmente, sentencian que “el derecho a opinar distinto a los dirigentes, no debe castigarse con la exclusión”, pues “ni en los peores tiempos de derrota habíamos experimentado una crisis de esta magnitud”, por lo que “estamos obligados a implementar distintas estrategias”.
“Nos corresponde evitar que la crisis al interior del partido se convierta en fracturas mayores, que ajustes intestinos nos extravíen y nos pongan al borde de la pérdida del registro estatal”, advirtieron, recordando que, en Baja California, las encuestas de preferencias electorales “otorgan al PRI un 8%”.
“La elección de Baja California, en 2019, es la más importante para el PRI en el ámbito nacional. Esta premisa debe respaldarse con los hechos, no solo con el discurso”, por ello, llaman a que la dirigencia nacional “atienda las expresiones y sugerencias que, de manera privada y pública, se le han hecho llegar”.
“El priismo de Baja California, con más de 30 años en la oposición, no está dispuesto a seguir participando, derrota tras derrota, en diagnósticos cuyo destino inmediato es, en el mejor de los casos el archivo, o bien, generalmente, el depósito de basura”, fustigaron.
Y agregaron: “El priismo de Baja California no puede seguir siendo cómplice, tolerante y complaciente”, hacia “eventos y reuniones selectivas, en las que los eternos invitados son generalmente quienes pretenden asegurar su futuro político, utilizando la estructura para beneficio personal, fomentando el divisionismo al interior”.
Por ello, pidieron el apoyo del CEN para frenar la simulación y “superar esta crisis”, manifestando que una necesidad es el arribo de una dirigencia integrada por “políticos de probada capacidad y trayectoria para resurgir”, no por “enviados que, en muchas ocasiones, generan más problemas de los que deberían resolver”.

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