Cero Grados.-La fotógrafa Jill Marie Holslin, creadora de la intervención artística Testing Trump´s Wall,
considera que el muro fronterizo entre Estados Unidos y México es un dispositivo de poder utilizado por la administración del Presidente Donald Trump como un símbolo de espectáculo político que busca generar una distracción ante espectadores pasivos.
Holslin tuvo una participación especial en el espacio de Vida Universitaria con alumnos de las Licenciaturas en Arquitectura, Diseño Gráfico y en Comunicación y Publicidad de la Universidad de Tijuana CUT, en el marco de la apertura de las actividades del Happening 2019, encuentro de arte contemporáneo que organiza la periodista Karina Muñoz Mérida, catedrática de esta casa de estudios. Durante la conferencia estuvo presente la maestra Yeni Marmolejo Mariscal, Vicerrectora del CUT, acompañada de docentes y de la coordinadora de Arquitectura y Diseño Gráfico, maestra Gloria Alicia Morales Mendívil.
Jill explicó que el trabajo de investigación y planeación previo a Testing Trump´s Wall le llevó seis meses, tiempo en el que visitó y estudió el terreno donde, en octubre de 2017, se construyeron ocho prototipos del muro fronterizo con una altura de cuarenta y cinco metros frente a la barda fronteriza ubicada en la zona industrial de Otay Mesa en San Diego, California.
Para el atardecer del sábado 18 de noviembre de 2017 se realizó un acto de intervención artística. Se trató de un trabajo de colaboración entre Jill Marie Hilslin, Andrew Sturm –artista visual de UCSD-, Overpass Light Brigade San Diego, People Over Profits San Diego y el periodista mexicano Jorge Niego.
“Buscamos hacer visible la función del muro de Trump como dispositivo de poder político, con ayuda de una lámpara de teatro se proyectó desde el lado mexicano sobre los prototipos del muro construidos de lado de Estados Unidos, intervenidos con imágenes alternativas en un espectáculo de teatro político del Presidente Donald Trump, que utiliza el muro como drama y distracción, como maquinaria de poder”, explicó la artista visual.
En febrero de 2019 estos prototipos del muro fueron demolidos “pinche muro es horrible”, enfatizó Jill provocando la risa de estudiantes y docentes reunidos en el Salón de Usos Múltiples del Campus Altamira del CUT Universidad, ante quienes recordó que este muro se empezó a levantar en el año de 1994 como parte de un proyecto neoliberal a raíz de la firma del Tratado de Libre Comercio firmado entre México y Estados Unidos, con el que se establecía una armoniosa relación económica y comercial pero que dejaba de lado los derechos humanos.
Testing Trump´s Wall es una especie de documental gráfico que incluye la proyección total de nueve fotografías: siete a color que, simbolizan el rechazo del muro con la representación de una máscara de luchador, una escalera, un busto de la estatua de la Libertad con la frase: Refugees welcome here, un monito con la leyenda ¡Llegale!, y una pared con la frase Buld Bridges not Borders con los hashtag #RefugeesWelcom y #NotOneisIlegal; además de otras dos fotografías más en blanco y negro, pertenecientes al fotógrafo Jonathan Maier en las que capta el ambiente de cooperación que se gestó del lado mexicano, en la Colonia Las Torres de Tijuana, entre los colaboradores del proyecto.
“Esto fue para mí muy importante porque proyectábamos desde México estos valores que supuestamente son la base de los Estados Unidos, pero simbólicamente están rechazando estos mismos valores. Entonces la voz de nosotros, la luz de nosotros, fue también como un símbolo para recordarles estos valor”, expuso.
Jill también ofreció comentarios teóricos-filosóficos en relación al significado del muro como un dispositivo de poder, que no funciona para impedir o poner un alto a la migración internacional. “Como una tecnología es anticuado y obsoleto, es un objeto de la edad media. Sin embargo, ahora construir muros es la moda en todo el mundo”, criticó tras precisar que hay 77 muros en fronteras de distintos países a nivel mundial.
También comentó que los gobiernos que ponen estas bardas saben bien que no van a impedir el paso de los migrantes.
Esta situación es muy evidente en la frontera entre México y los Estados Unidos donde los migrantes siguen llegando sin importar el número de muros que sirven de obstáculo porque siguen llegando indocumentados.
El muro realmente no funciona sostuvo Jill al cuestionar el significado del muro fronterizo. A lo que ella misma respondió “el muro es un objeto concreto para identificar una línea simbólica, la frontera, como símbolo de un proceso cognitivo de la clasificación del lenguaje, la lógica a base de todos los conceptos. El blanco no es negro, aquí no es allá, estás de este lado, ya me voy a cruzar.
Y tenemos nombres para las personas que rompen con el sistema como ilógico, irracional, incongruente, absurdo, delincuente, transgresor.
Entonces, siempre hay gente que quiere romper esas reglas”.
En este sentido, reiteró la fotógrafa estadounidense, el muro y todo el discurso que produce es un dispositivo, una máquina de poder dentro del esquema neoliberal.
Pero el flujo migratorio es un hecho por lo que las fronteras se vuelven cada vez más irrelevantes en la vida cotidiana de los migrantes y de los habitantes de esas zonas.
El muro forma parte de un sistema con efectos simbólicos igual de reales con dos consecuencias.
Primero, la creación y proliferación de fronteras físicas con el establecimiento de recursos legales para clasificar a las personas por su estatus migratorio, lo que significa que no impide el ingreso a su territorio sino que lo debes realizar bajo ciertas condiciones.
En segundo lugar, también los gobiernos buscan implementar cierto control sobre sus habitantes de lo que sucede en la frontera.
En una interpretación personal del muro fronterizo, expreso que se trata de un escenario, un teatro, que genera imágenes, narrativas, espectáculos que hacen visible de la frontera y justifica las clasificaciones que impone un gobierno”.
A través de este trabajo artístico, Jill Marie Holslin busca crear conciencia social sobre el tema de la frontera.
En las redes sociales empezó a compartir sus fotos lo que le generó tanto comentarios positivos y negativos, algunos de estos últimos tuvo que bloquearlos por los insultos de los que fue objeto. Sin embargo, también provocó que más de 50 medios de comunicación mexicanos la buscaran para difundir sus fotografías, aunque lamentó no obtener la misma respuesta de los medios estadounidenses quienes le dieron poca cobertura.
Por otra parte, cinco de sus fotografías fueron inscritas en varios concursos. Una de ellas, alcanzó mención honorifica en un festival latinoamericano y, en este momento, forman parte de una exposición fotográfica en Nueva York.
Al concluir la conferencia, Jill recibió un reconocimiento como una forma de agradecer su participación en el espacio de Vida Universitaria, además se le obsequió una réplica de la foto-mural Retrato de un sueño y otra de la pintura rupestre Aves al vuelo, ambas emblemas de la Universidad de Tijuana.
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