En caso de que el médico familiar encuentre alguna anomalía, se envía al menor con el oftalmólogo, para determinar si necesitará lentes o cuenta con algún padecimiento que deba ser tratado inmediatamente.
Mencionó, que las consecuencias de no detectar problemas visuales, recaen en el comportamiento del menor y afecta considerablemente su rendimiento escolar, ya que al no ver bien realizan un esfuerzo para hacerlo, generándole dolores de cabeza e irritación de ojos.
Además, de que el no llevar anteojos en la etapa de la niñez pese a necesitarlos puede complicar el desarrollo completo de los ojos.
Por último, Fematt Hernández exhortó a los tutores a estar en constante comunicación con las pequeñas y los pequeños, porque regularmente no expresan si se encuentran teniendo problemas visuales.
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