Cero Grados.-La visita de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo a Baja California no solo representó un acto
administrativo, sino un momento simbólico de firmeza nacional. Desde Playas de Rosarito, lanzó un mensaje directo al gobierno de Estados Unidos: México no aceptará imposiciones, en alusión a posibles medidas arancelarias. “Queremos diálogo, no presiones”, dijo con serenidad, pero con determinación.En un entorno fronterizo donde las relaciones internacionales se sienten a flor de piel, la presidenta no titubeó. Con lenguaje firme, recordó que nuestro país tiene dignidad, y que las decisiones se tomarán con base en acuerdos de entendimiento, no en la unilateralidad.
Pero también hubo momentos de calidez. Al arribo del evento, la presidenta Sheinbaum saludó al doctor Jesús Alejandro Ruiz Uribe, delegado de los programas federales en Baja California, con cercanía evidente: le dirigió unas palmadas afectuosas en los brazos, gesto que fue bien leído por los presentes como señal de respaldo y reconocimiento. Una señal más de que la política social no se ejecuta desde el escritorio, sino desde la confianza con quienes están en el territorio.
Durante su discurso, Sheinbaum fue clara: los Programas del Bienestar seguirán expandiéndose. Desde la construcción de un millón de viviendas hasta la implementación del programa Salud Casa por Casa y las Farmacias del Bienestar, su administración no bajará la guardia.
Y en esa labor, Baja California está en el centro de la estrategia. Porque desde el norte del país también se construye justicia social… y se defiende la soberanía nacional.
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