Durante su exposición, el legislador Carlos Murguía ofreció un breve pero
profundo y documentado relato de la historia social y política de Baja
California que fueron forjando nuestra identidad, hasta concluir con el
surgimiento de nuestra Constitución de 1959 y el nacimiento del Estado libre y
Soberano de Baja California a partir del Territorio Norte. En ese sentido,
destacó la importancia de que en las escuelas se enseñe y difunda el devenir
histórico de nuestro Estado, lo cual infunda en sus habitantes un sentido de
pertenencia, y por consiguiente amor y respeto por su tierra.
Explicó que nuestra Carta Magna local fue inspirada con el más sincero
deseo de lograr la estructuración de un instrumento jurídico-político que satisficiera
en todo lo posible las necesidades y aspiraciones de la sociedad
bajacaliforniana de aquella época.
En ese sentido, Carlos Murguía hizo hincapié en el hecho importante y
trascendente de que fue en nuestra Constitución local donde por primera vez se
plasmó el derecho del voto femenino, así como el precepto que establece la
obligación de expedir una Ley de Servicio Civil que garantice los derechos de
estabilidad y escalafón de los trabajadores al servicio del Estado, lo que nos
puso en la vanguardia del país.
“La península de Baja California
es hermosa por sus valles, montañas, desiertos y mares; también por los hombres
y mujeres que, además de valiosos e intrépidos, son amantes de esta tierra
generosa que les abrió sus puertas a todos los compatriotas de la República
Mexicana, para formar lo que hoy es el Estado número 29”, dijo.
Hizo mención sobre la obligatoriedad del gobernante hacia el gobernado.
“Todos han escuchado el apotegma que dice: Lo que no está prohibido, está
permitido. Pero para el gobernante, no. Para él lo que vale, es lo que la Ley
señala, no puede hacer nada que esté fuera de ella”.
Por último, el legislador mencionó que fuimos bendecidos por el alto
sentido patriótico y el esfuerzo de tantos hombres y mujeres nacionalistas, los
cuales ofrecieron lo mejor de si mismos para que un primero de septiembre de
1951, el presidente de la República de aquel entonces, Miguel Alemán Valdés,
anunciara en su informe de gobierno que el Territorio Norte se convertía en
Estado. Fue aquí donde refirió la frase: “Baja California no se vende, se
defiende”, lo cual arrancó los aplausos de la concurrencia que lo escuchaba
atentamente.
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