martes, 5 de mayo de 2015

Digámosle si al plebiscito

Rosarito Informa.-Cuando Mexicali estaba a punto de hacer historia con el desarrollo de un plebiscito sin precedentes en nuestra comunidad, el Tribunal Electoral del Estado, haciendo gala de una interpretación formalista y anacrónica le dio la espalda a la ciudadanía, la cual buscaba ser partícipe de una consulta masiva en la cual el interés público estaba en el centro de la discusión, esto con la finalidad de salvaguardar la economía de los miles y miles de mexicalenses que seguramente hubieran participado cumpliendo una obligación cívica al decidir acerca de la conveniencia de aumentar las tarifas correspondientes al transporte cotidiano de todos.


¿Acaso no es un derecho fundamental el manifestarse de manera pacífica y organizada en torno a diversos temas que contemplen la afectación de la vida de la población?

¿Por qué el Tribunal Electoral no observo el principio pro persona al decidir esta trascendente cuestión?

¿Quiénes están detrás de esta lamentable decisión?
  
No se vale que las autoridades se escuden detrás de razonamientos legaloides con el objeto de frenar ejercicios democráticos modernos 
  
Debemos entender que accionar tal mecanismo de participación ciudadana, no debilita a los gobernantes en turno, sino que solidifica su legado y de paso fortalecen el Estado de Derecho.

 El plebiscito es un recurso que encuentra su fundamento en la importancia de la soberanía popular, no es otra cosa que permitir a la sociedad que decida acerca de diversos temas que sean considerados importantes por la mayoría de sus miembros.

 En ese sentido, no podemos pretender que quien convoque a la actualización de tan importante instrumento, sea la misma parte que originalmente motivo el descontento o la inquietud de los miembros de una comunidad.

 Si los mexicalenses se asumen afectados por tal o cual medida municipal, por considerar que esta es una política pública que carezca de legitimidad social o del consenso idóneo correspondiente, son ellos mismos los que como gobernados debieran estar facultados para invocar la consulta pública acerca de la obligación impuesta hacia estos por aquellos, que si bien son representantes populares, pudieren en un momento dado traicionar la confianza que les fue depositada.
  
No hay que tenerle desconfianza a la sabiduría de los ciudadanos, ya que ellos son los que ultimadamente sufren en carne propia la consecuencia de ordenamientos des-favorecedores, y en algunos casos, hasta ilegales.

 Permitamos que la opinión pública fluya a través de los cauces dispuestos por una democracia moderna digna del progreso al que aspiran todos los territorios que conforman nuestro querido municipio.

 Digámosle si a la democracia directa, de la cual el plebiscito es símbolo que facilita, el encuentro amistoso de ciudadanos en igualdad de condiciones dispuestos a entablar un dialogo provechoso por el bien de Mexicali.

 




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