Señaló en su exposición de motivos que, en el campo deportivo se entiende la violencia como acciones efectuadas por un individuo o un conjunto de ellos, transgrediendo por la fuerza o por interpretación falsa de lo establecido o escrito en una ley o precepto, incluido en ello el comportamiento desleal, utilización ilícita de la fuerza, las trampas o violaciones de la reglamentación deportiva y todo aquello que, infringiendo el sentido de la norma, pretenda una obtención ilícita del triunfo.
Con el deporte -dijo- ocurre como en cualquier otra situación en la que se producen enfrentamientos de intereses, los actos de violencia pueden estallar con mayor o menor frecuencia y con mayor o menor intensidad dependiendo de variados factores culturales y sociales.
Agregó que, puede decirse en forma muy general que, al desplazarse el público en las competiciones deportivas dentro de unos límites de permisibilidad mucho más amplios, al motivársele para lograr motivación e identificación, así como al encontrarse en un juego en el que las tensiones entre grupos están a punto de explotar, nada tendría de raro que a menudo pierda el control, comportándose de una forma que acarrea lesiones a otras personas y cosas que lo rodean.
En respuesta a esto y con la finalidad de controlarlo, en los deportes altamente combativos e incluso violentos (como el rugby, el fútbol y el boxeo) que son rituales de lucha, el empleo de la fuerza física se limita por reglas y convenciones, para ser controlado de manera inmediata por funcionarios como los árbitros y, en un nivel superior y posterior, por los comités y tribunales establecidos por organismos de dirección nacionales e internacionales, subrayó.
Ante esta situación, el Legislador Adrián González consideró relevante seguir impulsando el deporte y, junto con ello crear y establecer medidas preventivas para erradicar la violencia, abonando a la creación de ambientes y sociedades más sanas.
Por tales motivos, con esta iniciativa pretende reforzar el marco normativo en dicha materia, para generar mejores condiciones libres de violencia y de todo tipo de agresión en cualquier práctica de actividades físicas, recreativas y/o deportivas, fomentando a su vez una cultura de paz y respeto.
“Y a su vez, promover programas de formación, capacitación, actualización y los métodos de certificación en materia de cultura física y deporte, y es momento de transformar también los espacios y prácticas deportivas”, concluyó.
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