Rosarito Informa.-“Me da mucho coraje que hayan asesinado a mi hijo. Mi esposa murió
cuando él tenía dos años. Me costó mucho trabajo sacarlo adelante para
que alguien viniera a arrebatarle la vida”, narra Hilario Hernández
Santiago, padre de Édgar Hernández Corzo, joven asesinado presuntamente a
manos del equipo del ex candidato del PRI a la alcaldía de este lugar,
Ulises Grajales.
Grajales fue aprehendido el martes por la Procuraduría local, misma que
informó que se le investiga como cómplice, no alcanza fianza y podría
pasar de 25 a 50 años en prisión. Se señala a su escolta como el
probable responsable del crimen.
Édgar tenía 33 años, dice Hilario de 70 años, quien en la madruga del
lunes recibió una llamada de militantes del PAN, que para no asustarlo
le dijeron que su hijo estaba herido, pero en realidad ya había muerto
de un disparo en la nuca.
La madruga del lunes, Édgar viajaba en la cabina de la camioneta Dodge
Ram, de Manuel Antonio Corzo y otro joven, con dirección a la cabecera
municipal, cuando en el crucero de la Universidad Autónoma de Chiapas y
Zaragoza recibieron disparos. Manuel Antonio, el que manejaba, aceleró
para refugiarse en el rancho de su padre a dos kilómetros. En el
trayecto escucharon los disparos que salían desde una camioneta de color
negro.
“Manuel, ya me dieron un balazo”, dijo el activista del PAN, para caer
sobre su costado izquierdo. En la camioneta negra viajaba como copiloto
el candidato del PRI y Partido Orgullo Chiapas (POCH) a la alcaldía
local, Ulises Grajales, según consta en el parte policiaco.
Manuel Antonio y Édgar trabajaban desde mayo como brigadistas del PAN
para la campaña de Roger de Coss Corzo. En la madrugada del lunes, los
jóvenes habían estado en Guadalupe Victoria. Ambos trabajaban hasta
entrada la madrugada para pintar bardas, y reinstalar panorámicos que
quitaban los adversarios.
Cuando la Ram, seguida de la Suburban, ingresó al rancho, Ulises se bajó
del auto y se acercó a Manuel Antonio para “encañonarlo” y amenazarlo
de muerte, según declararon en la averiguación 182/CE39/2012.
El chofer del priísta, Alfonso López, mantenía en marcha el motor, pero
los familiares presentes nada pudieron hacer para detener a los
presuntos homicidas, y los vehículos pronto se fueron. Desde el patio
del rancho telefonearon a don Hilario. “Su hijo está herido… Venga a
verlo”, le dijeron.
Para las 3:50 horas del lunes, patrullas de la Policía Estatal habían
ingresado al patio del rancho para reportar el fallecimiento.
Hilario Hernández Santiago cuenta que su hijo no terminó el bachillerato
y estaba próximo a casarse con una jovencita de este municipio. Una vez
que concluyera el proceso electoral, Édgar quería buscar un empleo.
“Estaba muy emocionado”.
Don Hilario sigue desconsolado por el asesinato de su hijo menor y sólo pide que haya justicia.
Desde el crimen, ya no hay gente en autos poniendo propaganda. Un silencio anormal para un tiempo de elecciones ronda al ejido.
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