Castro Trenti afirmó:
“Creo que el acceso a Internet se ha trasformado en un componente fundamental
del ejercicio de las Garantías Individuales tales como la de Libertad de
Expresión, de Educación y de Acceso a la Información y estoy convencido de que
el acceso a dicha red eleva la productividad de la mano de obra y la eficiencia
en la impartición de la educación”.
“Por lo mismo, desde hace
varios años tengo la inquietud de poner a las redes de comunicación al alcance
de toda la población de nuestro país, pues creo que esto no solo es un acto de
justicia, sino que la inversión en tecnología y en educación es la mejor manera
de solventar los problemas de desigualdad que enfrenta el país, generando el
desarrollo que todos los mexicanos demandamos.
El internet ha llegado a
ser parte fundamental vida diaria, ya que es utilizado en el trabajo o para
complementar el mismo, para obtener información para tareas estudiantiles,
además de empresas, instituciones de investigación, instituciones bancarias y
financieras e instituciones gubernamentales.
Conforme a datos del
Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en el año de 2010 sólo
el 30 por ciento de los hogares mexicanos contaban con computadora y sólo el 22
por ciento tenían acceso a Internet.
Existe una brecha
significativa entre la penetración en el acceso a Internet en las zonas urbanas
y las rurales, pero el citado informe del INEGI omite señalar que la brecha
digital de mayor relevancia es la que existe entre zonas urbanas y no urbanas y
excluye a las 14 millones de personas que se estiman laboran en la economía
informal y que representan el 30 por ciento de la población que cuentan con una
ocupación.
El Censo antes citado
establece además que en las poblaciones de menos de 2,500 habitantes sólo
tienen Internet el 2.5 por ciento de los hogares, en las poblaciones de más de
100,000 habitantes tienen acceso a Internet sólo el 33.1 por ciento.
De forma semejante el 6.8
por ciento de los hogares rurales tienen computadora y mientras en las urbanas
el 43 por ciento tienen computadora, la desigualdad en el ingreso muestra un
perfil semejante, ya que el quintil más bajo de ingreso tienen un nivel de
penetración de computadora de 1.3 por ciento y un 0.2 por ciento de acceso a
Internet, mientras el quintil más alto de ingreso tiene un nivel de 60 por
ciento y 34 por ciento respectivamente.
Las poblaciones rurales
carecen de infraestructura de telecomunicaciones que faciliten el acceso a
Internet a sus hogares, por lo que el valor de tener computadora en el hogar es
significativamente menor que en los hogares urbanos que tienen una oferta en
competencia de varios oferentes de acceso a Internet (sistemas de televisión
por cable y telefónicas), por lo que cabe señalar que el 28 por ciento de la
población se ubica en localidades rurales y que equivalen a 31.5 millones de
mexicanos.
La universalidad de
acceso a Internet requiere de infraestructura física de telecomunicaciones y
que esto significa la inversión de capital en su despliegue de red y la
continuidad del servicio y resulta viable el hecho de que los Gobiernos
Estatales y los Municipios, puedan invertir en proveer acceso a Internet
gratuito por medio de relaciones contractuales con concesionarios u
comercializadores de redes de telecomunicaciones.
El otorgar acceso
gratuito a Internet a la población debe dar prioridad a las personas de menores
ingresos de la población, por lo que resulta necesario que todos los
concesionarios de redes públicas de telecomunicaciones deban tener obligaciones
de cobertura universal para otorgar acceso gratuito a Internet a la población y
localidades de menores ingresos y no sólo a las concentraciones urbanas en las
metrópolis del país.
“Las tecnologías de la
información y su acceso por parte de las comunidades rurales es fundamental
para lograr el desarrollo del campo en México”, concluyó Castro Trenti.
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