Por.- Alfredo Calva
Entre Kike y Kiko......
La dislexia en las políticas públicas que sufrimos los mexicanos desde el primero de diciembre del 2012, se agravaron para los bajacalifornianos a partir del primer día del mes de noviembre del 2013, cuando Francisco Vega, asumió la titularidad del poder ejecutivo en la entidad.
Los desaciertos de ambos personajes son harto conocidos, con Enrique Peña Nieto la luna de miel solo tuvo una duración de un par de meses, en cuanto se empezó a sentir los estragos de la pésima política económica implementada por el Secretario de Hacienda, Luís Videgaray, los mexicanos empezaron a darse cuenta del error cometido en la elección federal.
A esto se sumó una serie de reformas, que si bien es cierto se habían tardado en llevarse a efecto, éstas se hicieron bajo las condiciones y caprichos del grupo en el poder y sus aliados PAN y PRD, ignorando como siempre a la inmensa mayoría de los mexicanos.
A dos años y medio de la gestión de Pena Nieto, su ejercicio gubernamental se ha destacado por el cumulo de oportunidades perdidas, de desaciertos graves, pésima política económica y desastroso manejo de la política gubernamental, todo ello aderezado con el manto de la corrupción e impunidad.
En ese mismo tenor se encuentra Francisco Vega al frente del gobierno de Baja California, quien ha incurrido en desaciertos y pifias que han ido socavando la imagen de su gobierno y la personal con la mala elección de sus colaboradores, sus constantes ausencias, el derroche y dispendio de su administración, su empecinamiento y el de su cónyuge por la obtención del CRIT y, obviamente sus estólidas declaraciones.
Con el transcurso del tiempo, se ha demostrado que para la entidad Francisco Vega no era la mejor opción, sin embargo, en la democracia también se equivoca la mayoría y él es un claro ejemplo de ello.
Con base en lo que ha demostrado y los bajacalifornianos han padecido, lo que le depara a la entidad con Francisco Vega no es el desarrollo económico y social para beneficio de los ciudadanos a través de una estrategia y proyecto de gobierno, así como una correcta implementación de políticas públicas.
El asunto de la manifestación de jornaleros del Valle de San Quintín no es un asunto menor, el gobernador y los organismos del gobierno federal han tratado de minimizarlo, de ocultar a la opinión publica la real dimensión del tema de la explotación laboral y de los abusos que han padecido por más de cinco décadas los trabajadores de los campos agrícolas gracias a la colusión de la clase gobernante con los empresarios del ramo.
El hartazgo de los ofendidos es tal, que si no satisfacen por primera ocasión las justas demandas de los trabajadores, San Quintín se le puede complicar a Francisco Vega y convertirse en su 'Ayotzinapa', de nada le servirá hacer la parafernalia de un acuerdo entre las partes, los empresarios agrícolas con los dirigentes de los sindicatos 'charros' que lideran la CTM, CROC y CROM, porque nadie cree que les interese el bienestar de los trabajadores, solo buscan el dinero que obtienen por la venta de los contratos colectivos de trabajo.
Ante esta situación que se vive en la entidad, en donde el mismo mal se padece por duplicado, solo queda una cosa por hacer, esperar a que llegue el 2018 y buscar una mejor opción para que encabece el poder ejecutivo, y, que arribe el 2019 para elegir, ahora sí, un buen gobernador.
Entre Kike y Kiko, la resignación.
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