Rosarito Informa.-El Bayern Munich se llevó en la tanda de penaltis el sueño de la
"décima" Copa de Europa del madridismo, tras un duelo épico convertido
en clásico europeo en el que el conjunto alemán demostró porque es la
bestia negra de un Real Madrid, que tras ganar 2-1 con doblete de
Cristiano Ronaldo, acabó llorando por el fallo en los penaltis del
portugués, Kaká y Ramos.
Era la primera vez en la historia del estadio Santiago Bernabéu que
un partido de la "Champions" acababa en tanda de penaltis. El madridismo
agarrado a la figura de su santo, San Casillas, y desolado cuando las
dos paradas de su capitán, que igualaban la tanda, acabaron en nada con
el disparo a las nubes de Sergio Ramos.
El Bernabéu se transformó en ese estadio de las noches mágicas
europeas en uno de esos partidos que marcan la carrera de un futbolista.
La imagen de un referente, Juanito, en un fondo. La casta. El ejemplo a
seguir en una semifinal con sabor a final. En un duelo rebosante de
futbol en el que el Bayern cumplió su sueño: jugar la final en su
estadio, el Allianz Arena.
Degustando la euforia de asestar un golpe definitivo a la Liga en el
Camp Nou, saltó el Real Madrid al campo. Empujado por un ambiente que
invitaba al miedo escénico. Su salida en tromba se encontraba con una
primera ocasión de Khedira, tras internada de Di María que detuvo un
nervioso Neuer.
Mientras Arbeloa dejaba su tarjeta de visita a Ribery, consciente de
que gran parte de la eliminatoria estaría en su marcaje y el de Marcelo,
la única novedad de Mourinho, sobre Arjen Robben. La dureza inicial fue
compartida. El Bayern intentaba frenar la avalancha con faltas
tácticas. Lo que menos esperaba ocurrió. Un disparo de Di María lo
rechazó Alaba con la mano desde el suelo. Penalti.
Era el momento de Cristiano Ronaldo. Siempre confiado en sus
cualidades y con la moral por las nubes tras ganar el pulso a Leo Messi.
Después de ver la cara más desdibujada en la eliminación europea del
Barcelona, quería la final de Múnich y acercarse al 'Balón de Oro'.
Engañó a Neuer con el cuerpo. Gol.
El premio en la mano en un abrir y cerrar de ojos. Seis minutos y la
grada explotaba coreando el nombre del futbolista que guía el rumbo a la
"Décima". Pero al Bayern le sobró personalidad. Supo levantarse. Tiene
un equipo compacto que se convierte en altamente peligroso cuando el
futbol pasa por sus extremos y cuando Mario Gómez entra en contacto con
el balón. Él solo fijó a Pepe y Sergio Ramos. Inquietó en todos sus
movimientos.
El sistema de ayudas del Real Madrid comenzó a fallar. Con Arbeloa y
Marcelo centrados en Ribery y Robben, la entrada de jugadores de segunda
línea no tuvo marcaje. Lo mostró Alaba, que entró con libertad por
banda izquierda, para servir en bandeja el gol a Robben. Con todo a
favor colocó mal el cuerpo y perdonó un gol cantado. Poco después Mario
Gómez enganchaba su primer latigazo que sacó Iker como pudo y Khedira
fue providencial rebañando el esférico cuando Ribery se disponía a
marcar a puerta vacía.
El castigo no pudo ser más duro para el conjunto alemán. A la
siguiente acción el Real Madrid explotaba su pegada. Una transición
rápida. La visión de futbol privilegiada de Mesut Özil y el remate
ajustado al palo de Cristiano. Efectividad pura para destrozar
definitivamente la leyenda de que el portugués no aparece en las citas
importantes.
Dos goles de ventaja y el ambiente a su favor. El Real Madrid
aceleraba rumbo a Múnich hasta que cometió los mismos errores que en el
Allianz Arena. Reculó metros inconscientemente. Buscó el contragolpe y
renunció a la posesión. Su futbol se redujo a una carrera a lo loco de
Di María. Sin que el balón pasase por Xabi Alonso, perdido un día más.
Se adueñó de él el Bayern.
Los madridistas se desgastaron corriendo tras la pelota. Con diez
jugadores que han disputado la eliminatoria entera y el partido intenso
del Camp Nou. El físico a examen ante lo que comenzó a ser una
exhibición alemana. Luiz Gustavo enganchaba un testarazo que sacaba de
nuevo Khedira, Mario un disparo pegado al palo y el dominio acabó
consiguiendo un penalti.
Pepe derribó con claridad a Mario Gómez, que ganó la posición a los
centrales. Robben no fallaba en su vuelta a la que fue su casa. Ajustado
al palo. Con Casillas adivinando la intención y rozando el balón con su
guante derecho. La eliminatoria estaba igualada. El Real Madrid había
desaparecido del campo. Nervioso y sin pausa.
Solo una acción aislada con la brillantez en la que se ha instalado
Benzema pudo dar el tercero al equipo de Mourinho. Escorado dibujó un
disparo con rosca que rozó la escuadra. Era un espejismo. El Bayern se
jugaba todo a una carta. Su equipo descansó en una Bundesliga ya
perdida. Con más físico. Kroos encontraba agujeros en la zaga blanca, su
pase al espacio lo chutó sin fe Mario Gómez con todo a su favor. Llegó
el descanso que pedía a gritos el Real Madrid con una falta de Robben al
palo de Iker, que sacó bien.
Debía reaccionar Mourinho pero tardó en reforzar la batalla perdida
en el centro del campo. Salió con lo mismo y nada cambió. El balón del
Bayern. El Real Madrid encerrado. Tan en el alambre que su afición
reaccionó y animó para empujarle. Mario Gómez rozaba el poste con un
nuevo testarazo. Y Benzema era el que tiraba metros hacia delante de
nuevo, con un desmarque bueno y disparo cruzado que sacó Neuer.
El duelo estaba en el momento en el que sale la casta, cuando los
futbolistas se disfrazan de héroes y quieren protagonismo. Cristiano
debía aparecer y su falta fue a manos de Neuer. Robben se excedía del
mismo en vez de ser generoso. Egoísta por naturaleza se la jugó ante
Casillas, que le sacó el mano a mano con rapidez, como en la final del
Mundial, en vez de asistir a Mario Gómez, solo.
Cuando el Bayern rebajó la intensidad Mourinho recurrió a Kaká.
Fresco tras no jugar en Múnich ni en el Camp Nou. Su pasado exitoso en
la competición más prestigiosa a nivel de clubes en quince minutos que
liderar. Se desesperó en una contra en la que Benzema no le vio solo en
el pase atrás. Y desapareció.
En la máxima tensión, cuando un error te deja fuera y un acierto te
conduce a la gloria, Mario Gómez tuvo en sus pies la eliminatoria. Por
una vez pasó Robben, y el gigantón controló en vez de chutar y cuando lo
hizo salvaron lanzándose a por todo Ramos y Xabi Alonso. Llegaba la
prórroga.
Las fuerzas justas en todos. El Real Madrid tirando de casta en un
ejercicio de fe. Hasta el insaciable Cristiano estaba en reserva. No
acertó a rematar una subida de Pepe. Disparó fuera otra en el inicio de
una prórroga en la que el equipo español era ligeramente superior. Pero
las piernas pesaban y Mourinho apeló al 'espíritu Higuaín'. De nada
sirvió. No hubo ocasiones y el partido finalizó con el Bernabéu coreando
el nombre de Iker. En manos del portero que tanto ha dado.
Ocurrió lo inesperado. Falló Cristiano, el futbolista que había
marcado todos sus lanzamientos de penalti esta temporada. Falló Kaká,
más fuera que dentro del Real Madrid. Casillas levantó a su equipo con
sus paradas a Kroos y Lahm. Cuando todo se igualaba Ramos apostó por la
potencia y Schweinsteiger puso la guinda. El Real Madrid de Mourinho
vuelve a quedarse a puertas de la final tras recuperar el prestigio
perdido en Europa. El Bayern puede ser el primer equipo de la historia
que gana la Champions League en su estadio. El Chelsea le espera. El
futbol español, gran favorito, se quedó en la nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario