miércoles, 17 de septiembre de 2014

Expediente Confidencial

Por: Gerardo Fragoso M.
Negociaciones y fantasmas
Investidos con el manto de la pureza, algunos personajes han descubierto, con sorpresa y estupor, que en la política bajacaliforniana hay negociaciones. Y que estas, eventualmente, pueden darse entre los de distinto color y hasta opuesta convicción, en aras de obtener, todos y cada uno de los sentados a la mesa, una prebenda que anhelan.

Ese prurito moral ha alcanzado su cénit con la reunión desarrollada entre el coordinador de los diputados del PRI en la 21 legislatura del Congreso del Estado, René Adrián Mendívil Acosta, el secretario Particular del gobernador del Estado, Salvador Morales Riubí, y los hankistas Mario Desiderio Madrigal Magaña, Carlos Barboza Castillo, Carlos Enrique Jiménez Ruiz y Andrés Garza Chávez, estos dos últimos, además, consejeros de la Judicatura del Estado.
El que no quiera ver fantasmas, que no salga de noche. La política es negociación, es acuerdo, es pacto, de forma intrínseca, por naturaleza, es el "arte o traza con que se conduce un asunto o se emplean los medios para alcanzar un fin determinado", dice la Real Academia Española.
Y para ejecutar dicho "arte", hay que sentarse a la mesa del toma y daca, porque en política nadie entrega ni obtiene todo.
En la cuarteta de comensales que nos atañe, cada uno tiene su "fin determinado" que alcanzar. Jiménez y Garza desean seguir en la silla donde se encuentran, y a eso se encuentran igualmente abocados Madrigal y Barboza, más aquello que logren acumular, según lo que puedan ofrecer y recibir.
Morales fue comisionado en su grupo político -que encabeza, por supuesto, el señor gobernador- para convertir a Perla del Socorro Ibarra Leyva en presidenta del Tribunal Superior de Justicia, lo cual ampliará, en largo y ancho, en horizontal y vertical, el poder del referido sector panista, si alguna otra cosa diferente queda en el blanquiazul, tras las afiliaciones exprés y las candidaturas para las elecciones del 7 de junio de 2015.
No falta quien dibuja el planteamiento de que actúa por su cuenta. No es el caso, al menos no en este. La sombra del gobernador es tan alargada para sus colaboradores, como grande es el tiempo que resta en el sexenio. No es tiempo de emancipaciones, ni de guardar secretos al jerarca.
'¿Y Mendívil?', se preguntarán algunos.
Los afectos a las realidades soterradas dirán que algún alter ego lo envió a negociar posiciones en el poder Judicial. Los de imaginación más avezada delinearán que traicionó a un supuesto jefe político y se cambió de grupo.
Lo cierto es que Mendívil es el coordinador que gravita mayormente en el Congreso. Tiene un abanico amplio de interlocutores, goza de respeto entre los integrantes de la Junta de Coordinación Política, así como dentro y fuera de su instituto político.
Así que no extraña que Mendívil, siendo el jerarca parlamentario que tiene la voz más tangible y negociadora en la 21 legislatura, fuese convidado a un asunto que debe pasar, inevitablemente, por el Congreso.
Pero si hay alguien a quien le cause nauseas ver a tres instancias, divididas en seis cabezas, negociando, que se aleje de la política, o terminará sin estómago.
Comentarios: gerfragoso@gmail.com

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