Por.- Alfredo Calva
Juana Pérez, omisa e indolente...
La titular de la Secretaria del Trabajo y Prevención Social en el estado, Juana Pérez Floriano, se encuentra sumergida en una mar de irresponsabilidad y corrupción por la omisión e indolencia con la que ha actuado en la grave explotación, vejación, y violación de las garantías fundamentales de los jornaleros del Valle de San Quintín.
Por desgracia para la clase trabajadora su arribo a la dependencia que actualmente titula, se deriva de un acuerdo entre el gobernador Francisco Vega y su gran amigo, Jorge Hank Rhon, y no por contar con la capacidad que el perfil se exige en una posición tan importante y fundamental en el desarrollo armónico del sector productivo en la relación existente entre la parte patronal con la plantilla laboral.
Desde su asunción al cargo la característica de su función ha sido en hechos acomodaticios, mediáticos, realizando los programas que se tienen contemplados en el desarrollo normal de la dependencia que anualmente se programan, nada que sea relevante o de trascendencia en favor de la clase trabajadora.
El grave asunto de los jornaleros en San Quintín, es una muestra fehaciente de lo anterior, Juana Pérez Floriáno tenía conocimiento pleno de la explotación y sistemáticas violaciones que las familias adineradas como la del Secretario de Finanzas, Antonio Valladolid, vienen haciendo desde hace más de cincuenta años, sin embargo, durante su visita el año pasado a la zona acompañando a su jefe, el gobernador del estado, fingió que nada pasaba, que todo era miel sobre hojuelas, imposible ir en contra de los intereses de su superior y la elite explotadora.
Le fue más sencillo imitar al gobernador y voltear hacia otro lado, que atender las denuncias de explotación infantil y laboral, abuso sexual y la violación sistemática de todos los derechos de quienes a través de engaños son enganchados en sus lugares de origen y trasladados a San Quintín, bajo falsas promesas de mejorar sustancialmente su nivel de vida.
Juana Pérez fue y ha sido omisa e indolente en el cumplimiento de su obligación de supervisar que la normativa laboral en los campos de cultivo se cumpliera a cabalidad, especialmente por las denuncias que le fueron expuestas por los propios afectados.
Le ha sido más cómodo y redituable optar de manera cómoda practicar la negligencia y encubrir las acciones violatorias de las familias caciquiles en contra de sus jornaleros, y sobre todo, cuidar los intereses de su jefe, Francisco Vega y el de su compañero de gabinete, Antonio Valladolid.
Hoy, es de las que exigen a quienes han sido vejados durante décadas, utilizar el dialogo para llegar a acuerdos que permitan buscar soluciones a sus demandas, petición por demás estólida y cínica de Juana Pérez Floriano, los jornaleros llevan décadas en un monologo de denuncia que nadie ha querido escuchar, mucho menos atender, si quieren las autoridades de los tres órdenes de gobierno que el movimiento concluyan, solo cedan a lo que por ley tienen derecho, de otra forma, San Quintín terminara siendo el Ayotzinapa de Kiko Vega.
Ironía.....
Es que, tengamos un CRIT y seamos de los peores estados en infraestructura y atención hospitalaria.
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