Cero Grados.- Hace veinte años Mirna ingresó a la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Tijuana (CESPT), cuando aún cursaba la licenciatura en Ingeniería Civil, al poco tiempo de terminar sus prácticas profesionales fue invitada a formar parte del organismo y desde entonces se ha desempeñado como supervisora de obra.
“A mí siempre me gustó la supervisión de obra, mi papá fue albañil y desde chica veía que revisaba planos, cuantificaba material, entonces estudié dibujo técnico en la secundaria, cursé la preparatoria en un CBTIS de Playas de Tijuana, tomando la materia de construcción, después ingresé al Tecnológico”, comentó.
Con el paso del tiempo se convirtió en mamá y tuvo que combinar su pasión profesional con su amor de madre, lo que no ha sido sencillo, “debo negociar con contratistas, conexiones de líneas de agua potable y colados, debo quedarme hasta que terminan los trabajos y es muy difícil, cuando llego a casa con mi hijo estoy asoleada, y empiezo con las labores domésticas”, señaló.
Su hijo se convirtió en el motor de su labor y esta consiente de ello, mientras supervisa los trabajos en el departamento de Tomas y Descargas Domiciliarias del Distrito Rosarito, en donde también revisa la mecánica de suelos de obra. “El trabajo de la CESPT es nuestra gota de agua para la sustentabilidad de nuestro hogar, para nuestros hijos”, mencionó.
Su hijo, que ahora tiene 15 años, ha crecido en la CESPT, participando en los campamentos, en las excursiones a las plantas potabilizadoras, conociendo la ruta del agua en Baja California, la importancia del cuidado del agua y asistiendo a todas las actividades que el organismo ha realizado para los niños.
“Mi hijo siempre me pregunta por la botarga de la CESPT, porque ve las fotografías de chico y tiene buenos recuerdos”, comentó. Ahora también piensa en estudiar una ingeniería y continuar con el legado que le ha inculcado Mirna Rangel, su mamá.
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