Un Mirey en Palacio
Por Fernando Ruiz del Castillo
Hace unos cuantos años, tenía que aguantarse con su misma ropita, sus tenis sin lavar y zapatitos sin bolear.
En aquél tiempos bien podrían haberle apodado el “Riky Luis”, por aquello de “tengo un mes con el mismo pantalón”.
No había de otra.
La vida, la suerte pero sobre todo la política, parecían estar en su contra y por más gracias que les hacía, no le sonreían.
Hasta que recibió una invitación del vecino estado de Sonora para que se incorporasen, primero él y luego su esposa, como asesores en el área de Comunicación Social en el gobierno de Guillermo Padrés Elías.
Aceptó la cortesía de su amigo Jorge Morales Borbón, actual secretario de Comunicación Social del corrupto gobierno de Guillermo Padrés. Después de todo no podían despreciarse casi 70 mil pesos mensuales.
Al tiempo pidió y se le concedió, venirse como representante de facto del jefe del Ejecutivo a la zona de San Luis Río Colorado y descolgarse así, cada fin de semana, a su natal Tijuana.
Hoy, Jorge Alberto Cornejo Manzo disfruta de las mieles del poder gracias a su amistad directa, presume, con el secretario de Finanzas, Antonio Valladolid, con el diputado federal Juan Manuel Gastélum y con el mismísimo gobernador Francisco Vega de Lamadrid.
Y esa amistad, convertida en cómplice complacencia, le ha permitido a este personaje que aparecía hasta hace unos días en la nómina oficial como jefe de producción y diseño, dependiente de la oficina de Comunicación Social, apoyar ciertos negocios mediante la adjudicación directa de contratos de publicidad y propaganda.
A Cornejo Manzo, convertido hoy por hoy en el “Mirey de Palacio” por su comportamiento y vestuario parecido al personaje Javi Noble de la película “Nosotros los Nobles”, le molestó enormemente que en nuestra pasada colaboración se hubiese expuesto la negociación directa que por casi dos millones de pesos, autorizó a favor del piloto tijuanense, Jorge Iván Cevallos Saad.
El comunicador, cuyo nombre ayer ya no aparecía en el buscador de puestos de los servidores públicos en la nómina del Gobierno del Estado, montó en cólera cuando le hicieron llegar nuestra modesta colaboración y cuya copia distribuyó en un par oficinas específicas para trata de encontrar al “culpable de la filtración”.
Cegado por la ira, el funcionario de marras no alcanzó a entender que hoy los tiempos han cambiado y que con un poco de paciencia y experiencia, es posible obtener la información que uno requiera a través de la Unidad de Transparencia del Estado de Baja California.
Debido a su corta capacidad, no alcanza a entender que con un poco de olfato periodístico, pueda resultar sospechosa que una persona aparezca como beneficiario con la adjudicación directa de un contrato para publicidad por poco más de un millón 800 mil pesos, mientras que empresas periodísticas establecidas no aparecen en la relación.
Más sospechoso cuando al buscar en el Google encontramos que esa persona es una promesa del automovilismo, que vive en San Diego, California, que está registrado como proveedor del Gobierno del Estado como impresor y que, un poco preguntando aquí y allá, nos enteramos que inicialmente el convenio era por $800 mil pesos y, sorpresivamente por órdenes de Cornejo Manzo, se elevó a un millón 836 mil pesos, incluyendo el 16% de IVA.
Pero si la asignación directa al piloto tijuanense, bajo el contrato DAD-ADQ-COMSOC-35-14 arrojó sospechas, hay otras asignadas también a particulares que no resultan muy transparentes que digamos y de las que les estaremos comentando en breve.
Por lo pronto, nuestra recomendación a Cornejo Manzo es de que se serene, que son otros tiempos, que no todos los medios están a su servicio y que lo mejor es no hacer cosas buenas que parezcan malas, ni todo lo contrario.
PD.- Mientras el huracán Odile golpeaba anoche La Paz y Los Cabos en Baja California Sur, con la posibilidad de que cruce la península y se interne a las aguas del Mar de Cortez, con el riesgo de que alcance a afectarla zona de San Felipe, Mexicali, el Valle y otras localidades del Estado, el gobernador Francisco Vega de Lamadrid continuaba con sus preparativos rumbo a su enésimo viaje al extranjero, en esta ocasión tendiendo como destino el lejano Japón. Tal vez, un poco de prudencia, haría bien a la imagen del jefe del Ejecutivo Estatal
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