lunes, 30 de junio de 2014

Expediente Político

Por.- Alfredo Calva
Reestructuración de deuda (primera parte)....…


En las pasadas administraciones municipales encabezadas por, Carlos Bustamante, en Tijuana y Javier Robles, en Playas de Rosarito, hicieron de la deuda que les heredaron sus antecesores una opción importante para hacer negocio con sus amigos y lograr magníficos dividendos, a través de un proceso de reestructuración de los empréstitos que arrastraban sus gobiernos.


Con Bustamante, el despacho Protego perteneciente al ex secretario de Hacienda Pedro Aspe, logro obtener, de acuerdo a lo que se filtro soterradamente a  los medios de comunicación, ya que de manera oficial los gobiernos locales fueron opacos en el tema y en términos generales en todo lo referente a su gestión gubernamental. Obtuvo una ganancia de 50 millones de pesos.
Con Javier Robles, alcalde de un municipio pequeño y de escasos recursos económicos, a través de su Secretario de Finanzas, José María Lozano, crearon una empresa ex profeso para la reestructuración de su deuda y cobraron por fingir la realización de cabildeo y consulta de instituciones financieras que estuvieran interesadas en el proceso de reorganizar la estructura de pagos del adeudo contraído por la administración de Hugo Torres Chabert, un monto de 6.7 millones de pesos.
Tal parece que los procesos de reestructuración se han convertido en procedimientos que se transforman en excelentes negocios para los presidentes municipales, si tomamos como base a las anteriores administraciones, por lo pronto, en los gobiernos locales de Tijuana y Playas de Rosarito, sus alcaldes, ya sometieron esta intención ante los miembros del cabildo para su aprobación, hecho que consiguieron ambos ediles.
En Rosarito el monto de la deuda a renegociar sin intereses asciende a 387 millones de pesos, y en Tijuana, de acuerdo a lo dicho por el primer edil, su monto sin interés es de 1085 millones de pesos, pero, siempre resultan los peros que esconden el truco, en ambos municipios los alcaldes aprovecharon la recta y sacaron a sus regidores sus anuencias para solicitar más deuda.
Para Tijuana, 320 millones que irán a parar al barril sin fondo en que se ha convertido la ruta troncal. En Playas de Rosarito, se solicitaran 50 millones de pesos que según los planes de Silvano Abarca, tendrán como destino obras de infraestructura que requiere la demarcación que gobierna.

Ambos casos guardan similitudes que llaman la atención, hubo regidores en Tijuana y Rosarito, que se opusieron de inicio a la sugerencia de la reestructuración, sin embargo, después de que los secretarios de gobierno dialogaron con ellos, todo resulto de maravilla y su voto sin dudarlo fue a favor en la sesión de cabildo, ejemplo claro, el edil Luis Felipe Ledezma.


Y no porque los secretarios de gobierno, Bernardo Padilla de Tijuana, y Fernando Serrano de Rosarito, sean grandes operadores y negociadores políticos, nada más alejado de la realidad como eso, sino porque hay ediles que aparentan una solida convicción ideológica y de principios, y resultan de fácil persuasión e inducción cuando les dan lo que ambicionan.

Continuara…..

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