Su caída
generó desavenencias al interior del priismo, cuya dirigencia llegó incluso a
proponer un “cambio de candidato”, comentan a Proceso varios militantes que
piden ocultar su identidad.
Al final, dicen, el PRI recapacitó y sus
líderes optaron por la “unidad” y por dar más juego en la campaña del
mexiquense a personajes que se habían mantenido al margen. Peña Nieto trae a
cuestas las averiguaciones previas abiertas por la Procuraduría General de la
República (PGR) contra los exmandatarios de Tamaulipas, Tomás Yarrington
Rubalcaba y Eugenio Hernández Flores. El PRI y el equipo de campaña temen una
nueva embestida contra otros exgobernadores, como el coahuilense Humberto
Moreira.
“Si el
gobierno hace nuevos señalamientos contra él o algún exgobernador del centro
del país o se amplían las acusaciones contra Moreira, el PRI simplemente pierde
la elección”, dice uno de los militantes consultados.
A la cúpula priista le preocupa no sólo el
rostro alicaído del candidato, sino la participación activa en su equipo de
campaña y en los órganos del partido de excolaboradores de Yarrington como
Baltazar Hinojosa, quien es el coordinador de campaña en la primera
circunscripción; Mercedes del Carmen Guillén Vicente, quien fue secretaria
general de Gobierno en Tamaulipas durante la gestión de Yarrington y hoy se
desempeña como coordinadora de campaña de la tercera circunscripción.
Otro
personaje incómodo es Homero Díaz Rodríguez, representante del gobierno de
Yarrington en el Distrito Federal entre 1999 y 2000, y luego secretario general
de Gobierno, cargo en el que se mantuvo hasta 2001.
Actualmente,
preside la Comisión de Justicia, la misma instancia que “suspendió en sus
derechos de militante” a Yarrington por instrucciones del presidente nacional
del partido, Pedro Joaquín Coldwell.
Una reunión
singular el 25 de mayo último, Enrique Peña Nieto se reunió con el Consejo
Político Nacional priista y aprovechó el foro para enviar un mensaje que causó
escozor entre los militantes de viejo cuño, sobre todo porque son los que lo
encumbraron: “El PRI tiene que asumir el papel que le corresponde.
No inspirado
en la nostalgia del ayer, sino en los retos de presente para ganar el futuro.
Hoy los
mexicanos sabemos que se requieren nuevos caminos, nuevas soluciones, nuevas
formas”, expuso el candidato.
Y agregó: “En
el México que queremos no tendrán cabida ni la corrupción ni el encubrimiento,
mucho menos la impunidad”. Algunos le aplaudieron. Durante el discurso del
candidato se mostraba incómodo el senador Manlio Fabio Beltrones Rivera, el
único contendiente de Peña Nieto en la selección interna. Al concluir el
evento, el orador se acercó al legislador, lo tomó del brazo y le habló al
oído.
El senador
le llamó la atención a Peña Nieto por su deslinde con el viejo priismo, asegura
uno de los priistas consultados; otro dice que Beltrones simplemente le
agradeció las alusiones a él, un tercero menciona que el mexiquense tuvo un
encuentro posterior con Beltrones y Pedro Joaquín Coldwell, en el cual culpó a
varios priistas por su descenso en las encuestas y reclamó falta de apoyo para
contrarrestar la embestida juvenil en su contra.
Según las fuentes consultadas, Beltrones le
comentó que sólo él, como candidato, era el responsable de su caída. Coldwell
no sólo lo respaldó sino que comentó: “Es difícil trabajar en coordinación con
(Miguel Ángel) Osorio y (Luis) Videgaray. Por ejemplo –dijo–, yo no manejo el
dinero del partido, no coordino a los delegados, así es muy difícil operar…
” El senador
sonorense, afirman los entrevistados, también le recordó a Peña Nieto que él
fue quien decidió que Humberto Moreira fuera el presidente de partido y el
coahuilense llevó a varios personajes que hoy son investigados por la PGR.
“Le hiciste caso a la maestra (Elba Esther
Gordillo) y ahí las consecuencias”, dijo Beltrones, según la versión de un
priista. Consultado al respecto por Proceso, el senador lo niega. En ese
intercambio de reclamos entre Peña Nieto, Beltrones y Coldwell, éste planteó
varios escenarios, entre ellos la posibilidad de que el gobierno federal
insista en implicar a Moreira por la megadeuda que dejó en Coahuila y que acuse
a otro exgobernador priista del centro del país de tener presuntos nexos con el
narcotráfico.
Si esto acentúa la caída del candidato, si
esto revienta, expuso el presidente priista, según uno de los consultados,
“tendríamos que hablar de un cambio de candidato”.
Dice que
Peña Nieto lo atajó, molesto: “Ya no hay tiempo”, y propuso a sus
correligionarios “trabajar todos juntos”. Después del ríspido encuentro,
Beltrones apareció al lado de Peña Nieto en un evento de la Fundación Colosio
sobre “El futuro político de México”; incluso fue el encargado de leer las
conclusiones del apartado “Gobernabilidad y democracia”.
Desde entonces, al presidente del partido
también se le ha visto más activo en la campaña presidencial.
LOS YERROS
DEL CANDIDATO
Antes de
llegar a la gubernatura en su natal Coahuila, Humberto Moreira fue profesor
normalista y se le identificó políticamente con Elba Esther Gordillo. Poco
antes de terminar su administración, pidió licencia para postularse como
candidato a la presidencia del PRI y ganó.
El 4 de
marzo de 2011 tomó protesta, pero las revelaciones sobre la deuda de 35 mil
millones de pesos que heredó a su estado y el enriquecimiento de algunos de sus
colaboradores terminaron por minar la confianza y afectos que el candidato le
mostraba.
En noviembre
pasado, en vísperas del inicio de las campañas, Moreira renunció.
Su lugar fue
ocupado por Pedro Joaquín Coldwell. No obstante, se quedaron con Peña Nieto
varios personajes incómodos, incluidos seis exgobernadores.
Uno de
ellos, el tamaulipeco Eugenio Hernández Flores, fungió un tiempo como
coordinador de la campaña de Peña Nieto en los estados de Chiapas, Tabasco,
Yucatán, Campeche y Quintana Roo.
El
chihuahuense Enrique Martínez y Martínez estuvo como secretario regional del
CEN del PRI en Baja California y Baja California Sur, Chihuahua y Sinaloa.
Ismael Hernández Deras, exgobernador de
Durango, fue responsable de su campaña en la circunscripción que comprende
Zacatecas, San Luis Potosí, Aguascalientes y Guanajuato; Fidel Herrera, que
dejó el gobierno de Veracruz, quedó a cargo de la logística en Tamaulipas,
Nuevo León, Durango y Coahuila; René Juárez Cisneros, quien terminó su gestión
en Guerrero en marzo de 2005, se desempeñó como responsable de Querétaro,
Hidalgo, el Estado de México, Tlaxcala, Distrito Federal y Morelos; Jesús
Aguilar Padilla, de Sinaloa, hizo lo propio en Veracruz, Puebla y Oaxaca, lo
mismo que José Reyes Baeza en Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán y Guerrero.
Tras asumir
la dirigencia nacional del PRI, Pedro Joaquín Coldwell removió, el 19 de enero
de 2012, a los seis exgobernadores. Lo que no pudo revertir fue la decisión de
Peña Nieto, tomada una semana antes, de mantener a su lado a Baltazar Hinojosa,
María del Carmen Guillén Vicente y Homero Díaz Rodríguez, todos ellos cercanos
al exgobernador Tomás Yarrington Ruvalcaba. Hinojosa quedó como coordinador de
campaña en la primera circunscripción.
Al principio
de la administración de Yarrington, Hinojosa se desempeñó como titular de
Desarrollo Social, de Educación y a partir de 2003 fue diputado federal, cargo
que dejó en 2004 para irse de presidente municipal a Matamoros.
Guillén Vicente, quien fue secretaria general
de Gobierno de Yarrington en 2003, es hoy la encargada de la campaña de Peña
Nieto en la tercera circunscripción.
Díaz Rodríguez, a quien la Drug Enforcement
Administration (DEA) y la PGR acusan de tener vínculos con el crimen
organizado, llegó a la presidencia de la Comisión de Justicia del PRI en
octubre de 2011, cuando Moreira era el presidente del partido.
Fue Díaz quien el pasado 23 de mayo recibió la
instrucción de Joaquín Coldwell para que le suspendiera sus derechos como
militante del partido a su exjefe Tomás Yarrington.
Ese mismo
día, el diario Reforma publicó una nota en la que mencionaba que la DEA lo
señalaba como presunto lavador del crimen organizado. El 1 de febrero anterior,
el mismo diario informó que la PGR investigaba a Díaz y al exgobernador Eugenio
Hernández Flores por sus implicaciones en delitos contra la salud, según la
averiguación previa PGR/SIEDO/UEI-DCS/012/2009. Días después, el 10 de febrero,
Peña Nieto manifestó su respaldo a Yarrington y se dijo sorprendido de que en
tiempo electoral se hicieran señalamientos en contra del exmandatario
tamaulipeco. Tres meses más tarde, cuando se conoció la investigación de la
DEA, Joaquín Coldwell ordenó a Díaz que se le retiraran a Yarrington sus
derechos como militante del PRI.
TENSIONES
El 26 de mayo, el PRI emitió un comunicado en
el cual informaba que la comisión que encabeza Homero Díaz “acordó de
conformidad y ordenó darle trámite estatutario (a la solicitud de Joaquín
Coldwell), por lo que Tomás Jesús Yarrington Ruvalcaba quedó suspendido en sus
derechos de militante en tanto se determina por los tribunales su situación
legal”.
El proceso fue manejado con total hermetismo y
con una celeridad inusual. Este semanario solicitó el número de expediente del
caso pero le fue negado. El secretario de acuerdos, Juan Carlos Camacho, arguyó
que durante dos días el documento estuvo colocado en estrados, pero lo cierto
es que nadie lo vio; luego adujo que “internet no servía”.
La reportera
insistió. Le preguntó también si existía algún procedimiento contra el
exgobernador Eugenio Hernández Flores, quien está implicado en la misma
averiguación previa. Camacho dijo que no sabía nada. Y el caso de Hernández
Flores se complicó.
A fines de
mayo comenzó a difundirse en YouTube un video donde se observa a Pedro
Argüelles Ramírez, director general de Gobierno en la administración de
Hernández Flores y funcionario en el gobierno de Egidio Torre Cantú. En el
video, Argüelles, quien desapareció hace cuatro meses, clama ayuda al Hernández
Flores y vincula a funcionarios del actual gobierno de Tamaulipas de tener vínculos
con el crimen organizado: “Soy Pedro Arguelles Ramírez y pertenezco al PRI.
Le pido a Eugenio Hernández, Egidio Torre,
Ramón Ochoa, Morelos Canseco… las (únicas) personas que me pueden ayudar a
salir de este problema. Eugenio, tú bien sabes que yo me relacioné con la
delincuencia organizada por ti y por mi partido, ya que queríamos un estado
tranquilo, que no tuviera tanta violencia, y así tus propósitos políticos
fueran beneficiados… “Ramón Ochoa, Morelos Canseco, ustedes también fueron
beneficiados.
¡Ayúdenme
por favor! ¡Ayúdenme por mis hijos! Ya no quiero estar aquí”. Hasta el cierre
de edición, Homero Díaz no se había pronunciado sobre el caso de Hernández
Flores. La dirigencia del PRI tampoco define si este dirigente continuará al
frente de la Comisión de Justicia. Díaz es uno de los notarios públicos
favoritos de Peña Nieto.
fuente: sin embargo http://www.sinembargo.mx/10-06-2012/259203
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